Las enfermedades del sarampión y la varicela tienen algunas características comunes y eso hace que a veces puedan generar confusión. Las dos están provocadas por un virus y son altamente contagiosas. Además, tanto la varicela como el sarampión son patologías típicas de la infancia y ambas causan un sarpullido en la piel. Aún así, hay algunos rasgos que nos permiten diferenciar entre sarampión y varicela.
El sarampión comienza con fiebre alta y síntomas de catarro
Cuando el niño o niña se contagia con el virus del sarampión, los primeros síntomas consisten en fiebre elevada, tos, nariz tapada y también es muy habitual que aparezca conjuntivitis. Estas señales se presentan entre una y dos semanas tras el contagio, y la fiebre acostumbra a durar entre 3 y 5 días.
Por otro lado, la varicela tiene un periodo de incubación de hasta 21 días, y aunque puede ir acompañada de fiebre, no siempre es así. Los síntomas más habituales son dolor de cabeza y malestar general, y la aparición de un sarpullido en la piel muy característico.
La varicela produce ampollas y un picor muy fuerte
El signo principal de la varicela es una erupción cutánea que va cambiando de aspecto a lo largo de los días. Primero aparecen pequeños bultos de color rosado que en seguida se convierten en ampollas, con líquido en su interior. Estas vesículas se rompen al cabo de unas 24 horas, y pasan a estar cubiertas por una costra. Las erupciones de la varicela producen un intenso picor, otra de las características propias de esta enfermedad infantil.
Desde el momento en que aparece el sarpullido de la varicela, debemos estar atentos y evitar que el niño o la niña se rasque, ya que pueden quedar cicatrices y aumenta el riesgo de que la piel se infecte. El médico te recetará un tratamiento para aliviar el picor.
El sarampión provoca las manchas de Koplik
Antes de que empiece el sarpullido del sarampión, normalmente aparecen en la boca las manchas de Koplik. Estas lesiones consisten en granos muy pequeños de color blanco rodeados de una aureola rojiza, que se sitúan en la parte interior de las mejillas. Al poco tiempo, empiezan a surgir manchas rojas en la piel, que aparecen primero en la cara y luego se van extendiendo por el tronco hasta llegar a las extremidades. Al contrario que la varicela, estas lesiones no provocan un picor fuerte.
Tanto en la varicela como en el sarampión, los síntomas suelen desaparecer con rapidez y la recuperación completa se da al cabo de una semana o 10 días.
Las posibles complicaciones no son iguales
En niños y niñas sanos, lo más habitual es que tanto la varicela como el sarampión desaparezcan sin mayor problema, aunque existen ciertos riesgos que varían en una y otra enfermedad.
En el caso de la varicela, las complicaciones más frecuentes son la infección cutánea bacteriana, aunque también pueden darse otitis, sinusitis o neumonía. Los riesgos de esta enfermedad varían mucho en función de la edad, ya que puede presentar cuadros más graves en edades muy tempranas (menos de un año de vida) o a partir de los 14 años. Son pacientes de riesgo sobre todo las personas inmunodeprimidas y las mujeres embarazadas.
Además, en el caso de la varicela es importante recordar que no debemos tratarla con aspirina, ya que puede provocar el síndrome de Reye. Esta es una enfermedad muy poco común que provoca daño cerebral súbito y que se presenta en algunos niños o niñas que han tomado ácido acetilsalicílico para tratar la varicela o la gripe.
Por otro lado, el sarampión puede tener complicaciones en forma de bronquitis, diarrea y neumonía, aunque en casos poco frecuentes puede afectar al sistema nervioso central. La evolución de la enfermedad va muy ligada al sistema inmune, así que, si el niño o niña está sano, es menos probable que se den complicaciones.
Lo que sí tienen en común: las dos se previenen mediante una vacuna
Estas dos enfermedades víricas pueden prevenirse fácilmente gracias a la vacunación. En el caso del sarampión, la vacuna lleva muchos años incluida en el calendario infantil y eso hace que cada vez sea menos frecuente. Se administra dentro de la triple vírica en dos dosis: la primera a los 12 meses y la segunda a los 4 años de edad.
En cuanto a la varicela, la administración se realiza también en dos veces, a los 15 meses y a los 4 años. Las dos vacunas han demostrado una eficacia de más del 90% a la hora de inmunizar a los pequeños frente a estas enfermedades.
Gracias a ello, cada vez es menos común que nuestros hijos o hijas contraigan el sarampión o la varicela. Aún así, si se presenta alguno de los síntomas, debemos contactar con su pediatra para que realice un diagnóstico adecuado y tomar medidas que impidan el contagio a otros niños o niñas.
Dr. Javier Marcos
Pediatra en el Centro IMQ Colón