Practicar deporte con regularidad potencia las conexiones neuronales y tiene un efecto protector frente a patologías degenerativas.
Gracias a la cantidad de información y a los distintos avances en el ámbito de la neurociencia, las personas son cada vez más conscientes de la importancia de tener un cerebro en forma. Un empeño para el que lo más efectivo es ser fiel a un estilo de vida saludable y completo que incluya deporte, ejercicio cerebral para entrenar las capacidades cognitivas, una adecuada nutrición, el control del estrés, etc. Todo esto hará que tanto las capacidades como el rendimiento cognitivo mejoren notablemente.
En los últimos años, los neurocientíficos han demostrado la interesante relación existente entre cuerpo, mente y cerebro. Al principio, se pensaba que los efectos positivos del ejercicio físico se debían fundamentalmente a que el flujo de sangre aumenta significativamente, con lo que las células cerebrales se encuentran mejor oxigenadas y alimentadas y esto contribuye a que estén más sanas. Aun siendo este un aspecto importante, el ejercicio produce una gran variedad de beneficios que no se pueden explicar exclusivamente por un aporte mayor de nutrientes. Ha demostrado ser un método excelente de protección frente a enfermedades neurodegenerativas, y puede ayudar a disminuir su impacto.
Salud de las neuronas
El cuerpo humano necesita la actividad física para mantener una serie de funciones básicas. Una de éstas, de la que hasta ahora no se hablaba, es mantener la salud de las neuronas. Hacer ejercicio requiere una activación cerebral generalizada, ya que no solo se trata de mover de forma coordinada grupos musculares, sino también de aumentar el flujo sanguíneo, el consumo de glucosa, la respiración y el ritmo cardíaco. Todo esto está regulado por distintos centros nerviosos.
Cuando empezamos a realizar una actividad física, sea correr, andar en bici, nadar o cualquier otra, los músculos comienzan a contraerse y relajarse, enviando al cerebro una serie de sustancias químicas, entre ellas, una proteína llamada IGF-1. Lo interpreta como un momento de estrés. En respuesta, libera sustancias químicas que protegen a las células nerviosas de daños, las impulsan a crecer, a multiplicarse, a fortalecer las conexiones entre neuronas y otras células nerviosas.
De entre todas esas sustancias, la más importante es el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Es esencial durante la formación del sistema nervioso porque fomenta la capacidad plástica del cerebro para que se adapte mejor a las situaciones. Al hacer deporte aumentan sus niveles y cuanto más se da, mayor capacidad del cerebro para aprender. Por eso después de hacer ejercicio nos sentimos más despejados y vemos las cosas con más claridad mental.
Pablo Aranda
Especialista en Medicina Deportiva del Centro IMQ Doña Casilda