Algunas personas tienden a despertarse cansadas y necesitan un tiempo para despejarse, mientras que ...
Durante mucho tiempo, la epilepsia fue un tabú sobre el que existían muchos mitos y prejuicios. Hoy en día, se sabe que es una enfermedad neurológica más –la tercera más frecuente tras los ictus y las demencias– y que con un tratamiento farmacológico adecuado una mayoría de pacientes puede llevar una vida prácticamente normal. Se estima que en Euskadi afecta a unas 25.000 personas, aunque resulta complicado aportar datos fidedignos debido a las dificultades del diagnóstico y a su ocultación a causa de los estigmas sociales.
La epilepsia es una enfermedad neurológica caracterizada por la repetición de episodios de actividad eléctrica anormal y excesiva de las neuronas del cerebro. Este aumento repentino provoca distintos tipos de manifestaciones, más o menos aparatosas en función de las áreas cerebrales implicadas. Aunque las crisis epilépticas con pérdida de conocimiento y convulsiones son las más conocidas, no todas ellas ocurren con estos síntomas; incluso las hay que cursan como una percepción o emoción anormal.
Causas de la epilepsia
Todas las personas pueden sufrir esta patología y, aunque existen más casos entre los niños y quienes tienen una edad avanzada, puede empezar en cualquier etapa de la vida. Las causas de aparición son muy diversas y tienen que ver con todo aquello que altere el patrón neuronal normal. Existen factores genéticos, del neurodesarrollo, lesiones cerebrales como tumores, traumatismos cerebrales, ictus o infecciones. En función de la edad, unas causas serán más frecuentes que otras y en muchos casos no se identifica una concreta.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de este trastorno se basa en la historia clínica del paciente. Por ello, resulta de gran ayuda para el neurólogo contar con el testimonio directo de otra persona que haya sido testigo del ataque epiléptico. El estudio se completa con análisis neurofisiológicos como el electroencefalograma y con pruebas de imagen como la resonancia magnética del cerebro para descartar lesiones estructurales.
Con respecto al tratamiento, los fármacos permiten controlar eficazmente entre el 66% y 80% de los pacientes. En el porcentaje restante, la epilepsia resulta de difícil control y se pueden emplear alternativas terapéuticas como la dieta cetógena, el estimulador del nervio vago y otras técnicas de estimulación cerebral e, incluso, la cirugía.
La investigación se dirige al desarrollo de nuevos medicamentos que reduzcan el porcentaje de pacientes fármacorresistentes, con menores efectos adversos y más fáciles de usar. Asimismo, están en marcha proyectos sobre los mecanismos que provocan la epilepsia o aquellos genes o alteraciones inmunitarias implicados en la misma.
Elisa Blanco Martín
Especialista en Neurología de IMQ
