La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y degenerativa del sistema nervioso central. Es la causa no traumática más común de discapacidad en adultos jóvenes, afectando a más de 50.000 personas en España y 2,5 millones en el mundo.
La esclerosis múltiple presenta una amplia variedad de síntomas y niveles de afección. Afortunadamente, en la última década, los avances en cuanto a los tratamiento disponibles han cambiado notablemente el curso de la enfermedad. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir sobre esta patología.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
Se trata de una enfermedad autoinmune, en la que nuestro sistema inmunológico reacciona contra la mielina, sustancia clave en la transmisión de los impulsos nerviosos del sistema nervioso central. Como consecuencia, la transmisión de la información se ralentiza y las fibras nerviosas se dañan, originando las diferentes manifestaciones sintomáticas de la enfermedad.
¿Cuáles son las causas de la esclerosis múltiple?
Su origen exacto todavía no está claro, pero, como en muchas otras enfermedades autoinmunes, se presenta una predisposición genética sobre la que actúan factores ambientales.
Factores de riesgo en la aparición de la esclerosis múltiple
Más que de factores de riesgo, lo correcto sería hablar de factores predisponentes:
- Mujeres jóvenes ( entre 20 y 30 años).
- Familiares de enfermos de esclerosis múltiple.
- Afectados por otras enfermedades autoinmunes.
- Gradiente norte-sur (cuanto más alejado del ecuador, mayor frecuencia)
- Tabaco (mayor riesgo de desarrollar la enfermedad y peor pronóstico)
Tipos de esclerosis múltiple
La diferente manera en que la enfermedad avanza en un paciente determinará los distintos subtipos en los que podemos clasificarla:
Esclerosis múltiple clínicamente aislada
Se trata de un primer episodio de síntomas neurológicos de duración mayor de 24h.
Según los últimos criterios diagnósticos de 2017, cuando éste se encuentra acompañado de lesiones típicas para la esclerosis múltiple en la resonancia magnética podemos confirmar el diagnóstico, puesto que existe evidencia de que anteriormente, aunque no haya dado clínica, ya se han producido otras lesiones inflamaciones en otra localización del cerebro.
Esclerosis múltiple remitente recurrente
Es el tipo más habitual, especialmente entre las mujeres. Los síntomas aparecen en forma de brote tras el cual disminuyen, o bien, desaparecen los síntomas. La enfermedad puede desarrollarse de este modo de forma habitual o bien tratarse de un estadio temprano de la misma.
Esclerosis múltiple primaria progresiva
La principal característica de este tipo es que los síntomas se van agravando con el tiempo sin brotes ni periodos de mejoría. Tiene peor pronóstico puesto que a día de hoy no existe medicación efectiva para este subtipo de esclerosis múltiple.
Esclerosis múltiple secundaria progresiva
En un segundo tiempo, pacientes que han sufrido un curso remitente recurrente experimentan un empeoramiento progresivo sin brotes.
¿Cuáles son los síntomas de la esclerosis múltiple?
Los síntomas variarán en función de la zona del sistema nervioso central que se haya visto afectada y del tiempo de evolución de la enfermedad. Por tanto, habrá tantos cuadros sintomáticos como pacientes, siendo los más habituales los siguientes:
- Cansancio, fatiga y falta de destreza muscular (dificultades motrices, especialmente al andar).
- Espasmos y rigidez.
- Estreñimiento y problemas de vejiga.
- Hormigueos y alteraciones en la sensibilidad.
- Dolor.
- Alteraciones en la visión (por inflamación del nervio óptico).
- Pérdida de equilibrio.
- Afecciones del habla.
Diagnóstico de la esclerosis múltiple
La diversidad de síntomas dificulta el diagnóstico de esta enfermedad, que suele hacerse tras descartar previamente otras opciones. Con frecuencia transcurren meses entre la primera visita tras la aparición de los síntomas y la emisión de un diagnóstico positivo.
Además de la eliminación de otras posibilidades, encontrar las lesiones cerebrales o medulares típicas de la enfermedad es esencial. Se valora la localización y las características de las lesiones que pueden orientar a un origen autoinmune, así como determinar una temporalidad. Para ello es fundamental la resonancia magnética. Además el análisis del líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar y el estudio de los potenciales evocados para revisar la transmisión de los impulsos nerviosos aportan gran información para el diagnóstico correcto.
Cura de la esclerosis múltiple
Hoy por hoy los tratamientos no han conseguido curar la enfermedad, pero sí frenar la aparición de lesiones y con ello, mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Las dos ramas que vertebran un tratamiento eficaz contra la progresión de esta enfermedad son el tratamiento con fármacos y la rehabilitación.
Tratamientos farmacológicos
De entre los tratamientos farmacológicos, los más destacables son aquellos orientados a disminuir la aparición de lesiones y espaciando en el tiempo y menguando la virulencia de los brotes (tratamientos modificadores).
Se debe evaluar la idoneidad de los fármacos paciente a paciente, según su reacción al tratamiento modificador propuesto, puesto que la efectividad no es siempre la misma ni tampoco la sensibilidad ante posibles efectos secundarios.
Además, contamos con fármacos útiles en el momento agudo de un brote, que ayudan a recuperarse y disminuir la inflamación, aunque no interfieran en el avance de la enfermedad (tratamiento agudo) y los que alivian en el día a día de los pacientes los posibles síntomas que presenten (tratamiento sintomático) sin modificar la evolución.
Rehabilitación
Con el tratamiento rehabilitador se trata de recuperar funciones que se han visto afectadas. La fisioterapia puede ser de gran ayuda en la mejora de las habilidades y autonomía del paciente, no solo en lo referente al aparato locomotriz sino también al habla, la respiración, etc.
No hay que olvidar, además, la atención psicológica o neuro-psicológica que tantos beneficios puede reportar a la hora de superar las consecuencias emocionales de la enfermedad.
Es muy importante un estrecho seguimiento de los pacientes y las terapias pautadas, además de adoptar actitudes que ayuden a afrontar el estrés del día a día, buscando si es necesario apoyos externos que colaboren en la gestión emocional y de las discapacidades adquiridas.
Especialista en Neurología de IMQ Zurriola