Especialista en Medicina de Trabajo de IMQ Prevención
El malestar físico y emocional que genera el regreso al trabajo puede verse agravado por la amenaza del coronavirus
Pese a la delicada situación sanitaria que se vive desde hace más de medio año, muchas personas han podido disfrutar de las vacaciones de verano fuera de su residencia habitual. Independientemente de ello, el tiempo de asueto brinda la posibilidad de mejorar la salud física y mental, reducir el estrés y renovar energías. Sin embargo, ante una vuelta atípica al trabajo, presencial en muchos casos, el síndrome postvacacional puede verse agravado por los riesgos que entraña la pandemia. Además, hay que tener en cuenta que aproximadamente un 70% de las personas no se sienten cómodas en sus empresas.
Este tipo de estrés puede definirse como el malestar físico y emocional producido al volver a la rutina después de las vacaciones. A esta sensación se le debe añadir, inevitablemente, la incertidumbre y el temor provocados por el contexto actual de aumento de contagios y anuncios de despidos. Como consecuencia de ello puede aparecer ansiedad, un problema que ya padece el 42% de la población trabajadora en España.
A pesar de que reacciones como malestar, insomnio o falta de motivación son normales, si estas son muy intensas o se mantienen demasiado tiempo provocarán un desgaste físico y mental que no solo empeorará la calidad de vida, sino que también pueden dar lugar a enfermedades.
Para hablar de depresión postvacacional debe transcurrir un período de tiempo aproximado de quince días en los que la persona experimenta este tipo de molestias psíquicas y físicas que, en modo alguno se deben de minimizar y que, por el contrario, exigen proyectos psicoterapéuticos específicos para prevenir un estrés crónico que pudiera tener graves repercusiones.
Prevención empresarial y personal
Para prevenir estos cuadros psicológicos, que este año tan extraordinario pueden verse agravados por el miedo a contraer la Covid-19, las empresas deben poner en marcha un plan de contingencia con medidas de protección individual y colectiva para que la incorporación de las y los trabajadores sea lo más segura posible.
En el ámbito personal, existen pautas que ayudan a que esa vuelta sea menos estresante, como una recuperación paulatina de las franjas horarias habituales antes de volver al trabajo, no anticipar situaciones negativas y prestar la atención justa a la evolución de la pandemia. Ya dentro de la rutina laboral, establecer un horario de actividades que separe trabajo, tareas de la casa y tiempo libre, y establecer descansos cada dos horas para estirar las piernas y conversar con las y los compañeros servirá de bálsamo.
La vuelta debe ser vista como algo positivo, ya que significa volver a vivir como antes de que empezara la pandemia, afrontar la realidad tanto personal como profesionalmente y disfrutar de los logros siendo conscientes de la parte fundamental: nuestra actitud ante las adversidades.