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En la actualidad, el implante dental es un tratamiento muy importante para aquellas personas que tienen graves problemas en sus dientes, y que incluso pueden llegar a sufrir la pérdida del hueso en el maxilar. A su vez, esto puede acarrear problemas de mordida, hecho que también afectará al aspecto facial del paciente.
El tratamiento de un implante dental consta de hasta cuatro fases diferentes:
- Estudio y planificación.
- Cirugía.
- Colocación de la prótesis.
- Mantenimiento.
Vamos a ver cada una de ellas en detalle.
Primera fase de un implante dental: estudio y planificación
En esta primera fase se estudia al paciente para diagnosticar el estado actual de sus piezas dentales y de su salud bucodental general. Para poder obtener un informe detallado de la situación actual, y en especial del hueso maxilar, se realizan una serie de pruebas diagnósticas, como radiografías dentales o imágenes en 3D.
Una vez obtenido el informe, el especialista hará una valoración del tratamiento a realizar dependiendo de la cantidad de piezas dentales a reemplazar, el estado de los maxilares y otra serie de factores a tener en cuenta.
Es importante realizar una historia clínica completa del paciente para tomar precauciones en caso de presentar alguna patología, aunque no existen contraindicaciones importantes salvo la poca cantidad de hueso en los maxilares. En estos casos, se indica una cirugía de injertos óseos por parte del Cirujano Maxilofacial.
Segunda fase de un implante dental: cirugía
La colocación de los implantes dentales requiere de una o varias intervenciones quirúrgicas, que tienen como objetivo preparar el lecho óseo para la futura colocación de la prótesis. Dependiendo del caso, esta fase se podrá realizar en una o dos etapas.
Una vez realizada la cirugía, se cierra la herida con varios puntos de sutura para evitar infecciones en la zona tratada. Pasada una semana, la herida debería haber cicatrizado por completo y se pueden retirar los puntos. En casos sencillos de uno o dos implantes a veces no es necesario dar puntos de sutura,
En este momento empezará una nueva etapa conocida como osteointegración, en la cual el hueso crecerá hasta unirse con la superficie del implante. Normalmente, esta fase dura entre dos y tres meses, que es, para los implantes dentales, el tiempo de recuperación que requiere la zona. Sin embargo, en algunos casos puede llegar hasta los seis meses.
Durante este periodo de tiempo, y mientras se consigue la total integración del lecho óseo, el paciente podrá hacer vida normal.
Tercera fase de un implante dental: colocación de la prótesis
Finalizado el periodo de osteointegración y cicatrización, se procede a la colocación de una prótesis definitiva que actúa como raíz artificial. Es una de las fases más importantes del tratamiento y es la que más influye en su éxito.
Antes de conocer cómo se pone un implante dental, debemos saber que esta fase necesita de un nuevo estudio exhaustivo para confirmar la presencia del hueso y diseñar una prótesis que se adecúe a las necesidades del paciente. Se realizará una nueva cirugía para abrir la encía y exponer el implante.
Aproximadamente dos semanas después de la implantación de este pilar, se procede a la colocación de la prótesis definitiva o diente artificial. Estas prótesis se fabrican en un laboratorio, simulando el diente natural en textura, color y estructura.
Cuarta fase de un implante dental: mantenimiento y control
Una vez que la prótesis está correctamente colocada, el implante dental queda plenamente implementado en la dentadura del paciente. A partir de ese momento, y para que el tratamiento sea 100 % eficaz y seguro, existen una serie de protocolos de control y mantenimiento.
Estas sesiones se justifican por el hecho de que, una vez terminado el tratamiento, pueden aparecer infecciones bacterianas, desajustes de la prótesis o incluso dolores en la zona reconstruida que deben ser tratados de forma adecuada. Por eso es necesario que se fijen revisiones dentales posteriores durante un periodo más o menos largo de tiempo, con el fin de calmar las molestias del implante dental o de diagnosticar a tiempo cualquier problema.
En cualquier caso, lo más normal es que no haya ninguna complicación posterior. Sin embargo, en el caso de que así fuera, el especialista ejecutará rutinas diagnósticas y preventivas, cuyo objetivo es garantizar la salud a largo plazo del paciente. Estas visitas serán personalizadas y llevadas adelante por el equipo implantológico.
En definitiva, el implante dental es un procedimiento que sirve para corregir uno o más dientes dañados y que cada vez tiene más acogida por la población, sobre todo gracias a sus buenos resultados en términos de salud bucodental y estética. Consta de varias fases muy concretas, cada una de las cuales necesita un tiempo determinado para llevarse a cabo, pero, gracias a este tratamiento, y en unos pocos meses, el paciente podrá mejorar su calidad de vida y disfrutar de una nueva sonrisa.
