Los niños y adolescentes de hoy en día son una generación que vive en la red, se han convertido en principios y finales de conexiones electrónicas, como neuronas interconectadas con los terminales de las nuevas, casi ya viejas, tecnologías: pantallas, tablets, consolas, teléfonos móviles…, que configuran con nosotros un cerebro primigenio universal. Estas interconexiones a través de Internet han revolucionado su manera de vivir y relacionarse, en la medida que somos animales sociales.
Son una generación que no solo se comunica en la red, sino que juegan y se divierten, transmiten y comparten emociones, intercambian conocimientos, compran y consumen productos. Un fenómeno cada vez más frecuente ya que el 90% de los niños y adolescentes juegan con videojuegos y consolas, más de tres cuartas partes se conectan a Internet diariamente y dos tercios de los mayores de doce años tienen móvil.
Los adultos comprueban que muchas veces estas tecnologías escapan de su control y supervisión. Saben que existen riesgos que acechan a sus hijos, que pueden comprometer su libertad y seguridad y deben orientar a sus hijos en el uso responsable de consolas, tablets y móviles. Es fundamental que al educar a los niños sepan que esto no significa que transmitan sus miedos e inseguridades, sino que les enseñen a manejar estas herramientas con responsabilidad, basados en principios éticos y morales, desarrollando sus potenciales creativos, que les refuercen como personas y saquen su potencial más humano. Como recomendación general, se podría decir que es perjudicial cuando supera las dos horas los días de labor delante de la pantalla, incluida televisión y video-juegos. En este sentido, algunos niños pueden tener problemas por exponerse demasiado cuando sus padres no juegan con ellos, no les dedican tiempo.
Riesgo de aislamiento
Delante de una máquina de videojuegos, sin presencia directa y sin respuesta interactiva, se puede entrar en el anonimato, y saltarse los límites sin sentimientos de culpa. Al no existir remordimientos, pueden dañar emocionalmente a otros internautas y atentar contra su integridad moral y su dignidad. Además, existe el riesgo en la adolescencia del aislamiento voluntario en la ‘habitación tecnológica’, conectado únicamente al ordenador, con problemas de sedentarismo, obesidad, enfermedades metabólicas, trastornos afectivos… Un fenómeno que en Japón ya han bautizado como Hikkimori. Por tanto, lo aconsejable es que los progenitores tutoricen a sus hijos, jueguen con ellos, les enseñen cómo utilizar el ordenador de manera constructiva y formativa, escojan los niveles y la adecuación de los videojuegos a cada edad, y limiten el tiempo que pasan delante de la pantalla.
DR. JERÓNIMO MELCHOR GARCÍA SAN CORNELIO
Médico de IMQ, especialista en Psiquiatría