Importancia de los límites emocionales en la adolescencia

¿Por qué es importante establecer límites emocionales en la adolescencia?

Desde que un niño o niña comienza a tener cierta independencia es necesario protegerle, aunque se encuentre en un ambiente vigilado, como el hogar. En todas partes hay potenciales daños físicos o emocionales, de los que hay que preservarlo constantemente.

Al llegar a la adolescencia, se abre a un mundo nuevo, lleno de incertidumbres. Las relaciones sociales, los estudios y las diversiones son actividades que escapan a la supervisión de sus progenitores. La única barrera que tiene la juventud para proteger su integridad moral y psicológica en estas circunstancias es haber aprendido a manejar sus límites emocionales.

Los y las adolescentes están expuestos a manipulaciones, abusos o situaciones que les generan ansiedad social, van en contra de su salud o de sus principios y creencias. Un claro ejemplo es el acoso escolar, del que se identificaron 157 casos en Euskadi durante el curso 2021 – 2022. 

Por otra parte, también es posible que sea tu hijo el transgresor de las normas y cause problemas a las personas de su entorno. Ello puede ser una señal de que su sistema de límites necesita fortalecerse.

¿Qué son los límites emocionales?

Los límites son protecciones que hemos ido adquiriendo con el aprendizaje y que nos permiten establecer una distancia entre nosotros y los demás. Son la base para construir relaciones saludables, cercanas y genuinas, porque nos permiten saber si nos aprecian o no nos respetan.

Si tu hijo o hija recibe una propuesta que considera inaceptable, sabrá por qué y cómo rechazarla. Más aún, este aprendizaje que nos acompaña a todas partes nos guía para saber lo que podemos tolerar y lo que no, y cómo reaccionar ante la presión de los demás.

De esa forma, tomamos las decisiones con base en nuestras necesidades y no en las de otras personas. Los límites preservan nuestra estabilidad emocional, porque podemos controlarnos. Además, conseguimos que el criterio y el pensamiento sean los que rijan nuestras acciones.

¿Por qué el o la adolescente no se protege?

Existen varias situaciones que atentan contra la adecuada gestión de las emociones. En consecuencia, pueden impulsar al adolescente a obviar las limitaciones emocionales en determinados momentos o no aprenderlas bien.

Las características de padres y madres y el ejemplo que dan son esenciales para establecer estas limitaciones por imitación. Cuando son muy permisivos o autoritarios, no crean un ambiente familiar adecuado para fomentarlas.

Otra situación en la que pueden olvidarse es cuando se impone el deseo de agradar o el miedo al rechazo, muy intensos en los y las adolescentes. A esa edad sienten una necesidad urgente de aceptación en distintos grupos de sus iguales: la escuela, el equipo deportivo, las amistades, etc. 

Podrás observar que es demasiado empático, necesita la constante aprobación ajena o expone asuntos íntimos indiscriminadamente. Estas conductas manifiestan una dependencia emocional que abre la posibilidad de manipulación.

¿Cómo trabajar los límites emocionales?

Lo que se aprende en casa, a través de la comunicación y del ejemplo, debe trascender a otros entornos y acompañar al desarrollo de los y las adolescentes. La saludable búsqueda de nuevos horizontes exige cierta flexibilidad sin llegar a faltar al respeto a otras personas o a sí mismo. Estas son algunas herramientas muy útiles para guiar a tu hija o hijo adolescente.

Aprender a decir “no”

Negarse a participar en algo inaceptable es una situación que puede causar malestar, síntomas de ansiedad o culpa. Esto es normal, pero es posible aprender a aguantar la presión externa. Hay que explicar al adolescente que su opinión vale tanto como la de cualquiera, que quienes lo aprecian lo seguirán haciendo y si se enfadan ya se les pasará.

Asimismo, no es preciso dar explicaciones. El simple “no” es una frase completa y sin ambigüedades. Pese a ello, es posible suavizarla con expresiones como “no me apetece ahora” o “déjame pensarlo”.

Identificar las emociones

A veces el o la adolescente puede sentir malestar emocional o incluso físico que no sabe interpretar, pero que son señales de alerta. Es conveniente ayudar a identificar esos sentimientos de miedo, tristeza, desagrado o culpa, y a utilizarlos para decidir cuándo es el momento de poner límites.

Fomentar la sólida autoestima

En ocasiones, nadar contra corriente no es fácil, no obstante, la seguridad de estar tomando la decisión correcta proporciona mucha fortaleza al adolescente. Otro de los beneficios es conocer sus virtudes, lo que evita que la opinión negativa de los demás le cause ansiedad.

La adolescencia es una etapa muy compleja, marcada por los nuevos desafíos y una libertad creciente. Sin embargo, también es una época preciosa, llena de experiencias imborrables que enriquecerán la vida adulta. Aprender y gestionar los límites emocionales es una defensa imprescindible para que sea recordada así.