El término médico de lo que habitualmente se conoce como ‘cálculos’ o ‘piedras’ en el riñón es el de litiasis urinaria. Los cálculos renales se componen de sustancias normales presentes en la orina pero que, por diferentes razones, se han concentrado y solidificado en fragmentos de mayor o menor tamaño. En este sentido, cabe destacar que la prevalencia e incidencia de la litiasis urinaria en Europa y EE.UU. ha aumentado del 3,5%-7% al 10%-17% en los últimos años.
Este considerable incremento se debe a un cambio en los hábitos de vida y en la dieta. Esta enfermedad renal es más frecuente en varones (2,3 hombres por cada mujer) y también las recidivas –o recaídas– se dan más en el sexo masculino. Es importante subrayar que el 50% de los pacientes que han tenido una litiasis presentan al menos un nuevo episodio a lo largo de su vida. En cuanto a la edad, cabe destacar que la mayor incidencia se produce en personas de edad media.
¿Cuáles son los síntomas de la litiasis urinaria?
Los cálculos renales pueden causar diferentes síntomas, dependiendo de su tamaño, composición y de su situación en el aparato urinario. Algunos, por su tamaño pequeño, pueden pasar desapercibidos y ser descubiertos de forma casual al realizar alguna prueba de imagen para otras patologías. En otros casos, los síntomas más frecuentes son el cólico renal, la hematuria (emisión de sangre por la orina) y la infección urinaria.
Al especialista hay que acudir cuando se presente el primer síntoma para tratarlo o, cuando se descubra de manera casual, para seguir un control evolutivo y evitar las posibles complicaciones que la litiasis pueda causar.
¿Cómo se diagnostica?
En un 80-90% de los casos se diagnostica con una ecografía, en el resto se puede tener que recurrir a realizar unas urografías o un Urotac. Por otro lado, cabe señalar que esta patología renal puede estar asociada con otras enfermedades como el hiperparatiroidismo, enfermedades gastrointestinales que provoquen desórdenes de mala absorción, la hiperuricemia o sarcoidosis (aparición de masas no tumorales en otros órganos).
Tratamiento de la litiasis urinaria
Desde el desarrollo de las técnicas de endourología y litotricia extracorpórea por ondas de choque en los años 80, el tratamiento no ha variado mucho. El diseño de los aparatos ha disminuido su tamaño, pero la técnica básica es similar y tampoco en el tratamiento médico ha habido grandes descubrimientos.
Si la litiasis es pequeña y no causa ningún síntoma, puede ser controlada sin necesitar ningún tipo de tratamiento. Si existe dolor, se administran analgésicos, aumento en la ingestión de agua, dieta blanda y a veces reposo. En la mitad de los casos, el cálculo se expulsa antes de los 15 días y en la mayoría, antes de los dos meses. Para acelerar la expulsión, los especialistas disponen de medicación científicamente probada y eficaz ante esta patología.
En cuanto a la complicación más grave que puede ocurrir para este tipo de enfermedades, es la sepsis urinaria –infección generalizada– la que puede poner en peligro la vida del paciente. Otra no tan grave, pero sí importante, es la pérdida de la función renal debido a la obstrucción que puede provocar la litiasis.
¿Cuándo es necesario el ingreso hospitalario?
Si el dolor del cólico es intenso
Se precisa el ingreso hospitalario para tratarlo con sueroterapia, analgesia intravenosa y dieta absoluta si, como es habitual, se acompaña de náuseas y vómitos.
Si la expulsión no se da espontáneamente
Se puede realizar una litotricia extracorpórea con ondas de choque. Mediante este método se rompen los cálculos en pequeñas fracciones que se pueden expulsar más fácilmente (eficacia del 90%). Si el cálculo es grande, se lleva a cabo una nefrolitotomía percutánea, es decir, la extracción de la litiasis a través de un orificio en la espalda o en un costado del paciente para acceder al riñón directamente y extraerlo mediante pinzas o rompiéndolo con algún tipo de energía.
Otras técnicas
- la ureterorrenoscopia: la extracción o destrucción de la litiasis se hace a través de los orificios naturales, uretra, vejiga y uréter,
- el empleo de cirugía: solo se realiza en casos excepcionales ante el fallo de los demás sistemas de tratamiento y puede ser efectuada por vía laparoscópica o abierta,
- la quimiolisis: en determinados casos, se puede recurrir a la disolución de la litiasis por vía oral o percutánea.
Consejos para las personas con litiasis
El principal consejo para las personas diagnosticadas de litiasis es realizar revisiones periódicas. Es importante seguir las pautas de consultas que le indique su especialista para prevenir las posibles complicaciones que pueden causar.
Los malos hábitos que hay que evitar para intentar que este tipo de patología no aparezca son, fundamentalmente, la vida sedentaria y la escasa ingesta de líquidos. En general, la población no está acostumbrada a beber más allá de un litro de agua al día y esto es un factor desencadenante de la litiasis.
Una dieta equilibrada y variada es fundamental para intentar prevenir su aparición. Si ya se ha tenido una litiasis, para evitar recaídas –y dependiendo de la composición del cálculo– se puede hacer una dieta rica en vegetales y fibra sin abusar de proteínas animales, vitamina C, calcio y sodio. También se debe controlar el exceso de peso y la hipertensión.
El agua es vital
La cantidad de agua que hay que ingerir al día es entre dos y tres litros, dependiendo de las pérdidas que se puedan tener por la transpiración o la sudoración, la edad, la constitución física y las patologías asociadas. No tiene que ser exclusivamente agua, pueden ingerirse otro tipo de bebidas para llegar a esa cantidad.
Por otro lado, los pacientes con litiasis en cuya composición se encuentre el calcio tienen que restringir el consumo de este componente pero no suprimirlo del todo.
Dr. Miguel Unda Urzaiz
Especialista en Urología de IMQ
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