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Infección de orina: causas, síntomas y prevención

infección de orina
Dra. Magdalena Mugica Portillo
Especialista en Medicina General de los centros médicos IMQ Colón e IMQ Barakaldo

La infección de orina es una de las patologías infecciosas bacterianas más prevalentes, con una mayor incidencia en el sexo femenino. Se produce cuando microorganismos, principalmente bacterias de origen intestinal como la Escherichia coli, contaminan la orina y se multiplican en el sistema urinario. También determinados hongos pueden provocar infecciones en el tracto urinario si bien resulta más raro.

La infección puede ocurrir en diferentes puntos en el tracto urinario: en la vejiga causando una cistitis o infección vesical, en los riñones, denominándose pielonefritis o infección renal, y en los uréteres y la uretra.

Cómo saber si tienes infección de orina

La sintomatología típica de la infección de orina incluye:

  • fuerte necesidad de orinar que no desaparece
  • sensación de ardor al orinar
  • orinar frecuentemente en pequeñas cantidades
  • orina de color turbio y fuerte olor
  • en ocasiones, sangre en la orina.

También puede cursar con dolor en la parte baja del abdomen. Si la infección asciende hasta el riñón, pueden sumarse fiebre, escalofríos, dolor lumbar y malestar general.

¿Por qué se produce la cistitis?

Existen diversos factores que incrementan el riesgo de padecer una infección urinaria, como:

  • el embarazo
  • la menopausia
  • las relaciones sexuales
  • el uso de dispositivos intrauterinos y espermicidas
  • determinadas patologías como la diabetes o la incontinencia urinaria
  • alteraciones que impiden el vaciado vesical completo
  • la presencia de sondas vesicales
  • litiasis renales
  • antecedentes de cirugía urológica.

La prevalencia de las infecciones del tracto urinario varía en función de la edad y el sexo. En niños menores de 2 años febriles, se sitúa en torno al 13-17%. Durante el embarazo, algunos estudios reportan prevalencias de hasta el 37%.

En términos generales, las mujeres presentan un mayor riesgo de padecer infecciones urinarias que los hombres por razones anatómicas. La uretra de la mujer es más corta que la del hombre, lo que permite a las bacterias acceder con más facilidad a la vejiga. Según datos de servicios de urgencias hospitalarios en España, el 64% de estas infecciones ocurren en el sexo femenino. Su frecuencia también aumenta con la edad, siendo un motivo de consulta habitual en personas de edad avanzada.

¿Qué hacer si tengo síntomas de infección de orina?

Ante la sospecha clínica de una infección urinaria es imprescindible consultar con un profesional médico para confirmar el diagnóstico mediante un análisis y cultivo de orina e instaurar el tratamiento antibiótico adecuado según el agente del germen causante, que suele administrarse durante un periodo de 3 a 7 días. Es fundamental completar el ciclo terapéutico prescrito, a pesar de la mejoría sintomática, para evitar recurrencias.

Consejos para evitar la cistitis

Como medidas preventivas, se recomienda una ingesta de agua abundante (2-3 litros/día) y orinar con frecuencia, sin retener la orina durante periodos prolongados.

Asimismo, es crucial mantener una adecuada higiene de la región genital, realizando la limpieza siempre de delante hacia atrás. Se aconseja también orinar antes y después de las relaciones sexuales para arrastrar las bacterias que pudieran haber accedido a la uretra.

Además, es conveniente evitar el uso de irritantes como espermicidas y utilizar ropa interior de algodón. En algunos casos, pueden emplearse probióticos o arándanos que dificultan la adhesión bacteriana al tracto urinario.

Si no se trata de forma apropiada, la infección urinaria puede extenderse y afectar a órganos como la próstata en los hombres o los riñones, dando lugar a cuadros clínicos más graves. Las infecciones recurrentes también pueden comprometer la función renal a largo plazo. Por ello, es fundamental conocer los factores de riesgo y adoptar medidas preventivas en la vida diaria, estar alerta ante la presencia de síntomas, así como consultar de forma precoz con un profesional sanitario y seguir estrictamente sus recomendaciones terapéuticas para evitar complicaciones.

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