El nódulo pulmonar es una opacidad o ‘mancha’ en el pulmón, que aparece en una radiografía de tórax; suele ser de forma mas o menos redondeada, mide menos de 4 centímetros y puede ser tanto de carácter benigno como maligno.
Las causas de un nódulo pulmonar pueden ser varias y su aparición siempre genera un grado de incertidumbre tanto en los pacientes y familiares como en el médico por las implicaciones que puede llevar, entre las más graves destaca el cáncer de pulmón.
Los expertos calculan que aparece en un porcentaje que oscila entre el 0,09 y el 0,2% de todas las radiografías de tórax que se realizan, aunque estas mismas fuentes insisten en que esta incidencia aumenta en personas fumadoras y en las expuestas a ambientes o partículas tóxicas. Además, puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente que se diagnostique a partir de los 40.
A continuación, te presentamos todos los detalles sobre los síntomas , su diagnóstico y sus posibles causas, ofreciéndote orientación tanto a la hora de prevenir su aparición como para saber cuándo es necesario consultar a un especialista.
Respecto a los síntomas del nódulo pulmonar, como suele ser un hallazgo radiológico, por sí mismo no tiene por qué dar ningún síntoma. Ahora bien, si los nódulos son cancerosos, pueden presentarse algunos síntomas como la tos o dificultad para respirar.
Su diagnóstico se realiza una vez que el médico lo detecta en una radiografía, aunque el diagnóstico definitivo lo da el análisis anatomopatológico del nódulo. A pesar de que puede ser el anticipo del desarrollo de un tumor en este órgano, cabe resaltar que aproximadamente un 60% de los nódulos pulmonares que aparecen son benignos.
Cuando existe la mínima sospecha de que el nódulo pulmonar puede ser potencialmente maligno, hay varios pasos para acercarnos al diagnóstico definitivo.Hay que tener en cuenta varios factores que pueden condicionar la aparición y gravedad del nódulo pulmonar:
En primer lugar, es importante atender a la edad, ya que la benignidad es mayor en aquellas edades situadas por debajo de los 45 años.
Asimismo, es fundamental distinguir entre aquellas lesiones de mayor tamaño y las que son más pequeñas. En este caso, las que se encuentran por debajo de 1, centímetros tienen una menor probabilidad de ser malignas que las de 2 centímetros o mayor tamaño.
A su vez, hay que tener en cuenta la variación de sus dimensiones en el tiempo: si un nódulo aumenta de tamaño en un determinado tiempo –de 6 ,meses a un año–, habrá que intentar diagnosticarlo mediante su extirpación o biopsia.
No hay que dejar pasar por alto los hábitos de vida que lleva el paciente. Como es lógico, el consumo de tabaco aumenta la probabilidad de malignidad, pero también la exposición ambiental en determinadas profesiones favorece que este hallazgo radiológico no sea benigno.
Asimismo, si el paciente es portador de otras enfermedades, como neoplasias de otros órganos que puedan dar metástasis en el pulmón, puede tener una mayor facilidad para desarrollar nódulos de este tipo.
Lo más importante para evitar la aparición de estas lesiones es la prevención, sobre todo intentando evitar que el nódulo sea maligno. Por ello, es imprescindible:
El tratamiento de un nódulo pulmonar benigno se centra en mantener un chequeo regular del mismo para detectar posibles cambios preocupantes que indiquen una posible malignidad, como puede ser, por ejemplo, la variación en el tamaño.
Asimismo, si es un nódulo benigno de carácter inflamatorio/infeccioso, puede tratarse con antibióticos, mientras que si existe una sospecha de malignidad, puede extirparse quirúrgicamente.
Por otro lado, en el caso de los nódulos pulmonares malignos, debería iniciarse un tratamiento contra el cáncer, considerándose la posibilidad de una cirugía de extirpación si procede.
Cuando aparece un nódulo pulmonar el médico de cabecera evaluará, de acuerdo con las pruebas que se le realizan al paciente, su tamaño, características radiológicas y el contexto del paciente (edad, los hábitos tóxicos, las condiciones laborales, las enfermedades asociadas que presente) para determinar si debe enviarlo al especialista (neumólogo) o basta con un seguimiento radiológico.
Las principales dudas de los pacientes en consulta ante un nódulo pulmonar tratan sobre la benignidad o potencial malignidad del mismo. Para ello, es necesaria una correcta evaluación tanto clínica como radiológica que determinará la actitud final según lo que vean los especialistas: la observación clínica y radiológica, la realización de una biopsia o la extirpación del nódulo.
Por último, recalcar la importancia de los esfuerzos clínicos por diagnosticar los nódulos pulmonares en pacientes asintomáticos en un estado inicial de los mismos para mejorar tanto la enfermedad en sí como las cifras de supervivencia, que ya han presentado un importante aumento en los últimos años gracias a los tratamientos cada vez más avanzados.