La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. En 2016, estudios de la misma entidad señalaban que más de 1.900 millones de personas adultas padecían de sobrepeso, de los cuales, más de 650 estaban considerados como obesos. Estas cifras resultan alarmantes, pero se agravan más si atendemos a que, desde el año 1975, se han triplicado los índices.
La OMS determinó que para comprobar si padecemos, o no, de sobrepeso u obesidad, deberemos conocer nuestro Índice de Masa Corporal (IMC). Esta cifra se consigue tras dividir el peso de una persona por su altura elevada al cuadrado. Según dicho índice, el sobrepeso comienza si nuestro IMC supera los 25 puntos, y la obesidad, si alcanza o se eleva de los 30.
Un IMC excesivo supondrá un mayor riesgo de padecer enfermedades no transmisibles como, entre otras, afecciones cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor y determinados tipos de cáncer.
Consecuencias económicas
Actualmente, el sobrepeso y la obesidad suponen un verdadero problema en los países desarrollados, también en términos económicos. En el caso de España, según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las enfermedades derivadas del sobrepeso ya generan un gasto equivalente a 417 millones de euros anuales, lo que significa el 9,7% del gasto sanitario total español, dato que sitúa a España por encima de la media de la OCDE, solo superada por Canadá, Alemania (11% respectivamente) y Estados Unidos (14%).
Causas del sobrepeso y la obesidad
El sobrepeso y la obesidad aparecen principalmente por dos motivos: unos hábitos alimenticios poco saludables y un ritmo de vida sedentario.
La acumulación de grasa en nuestro cuerpo comienza cuando se ingieren más calorías de las que se queman. Por lo tanto, si nuestra dieta cuenta, por ejemplo, con un alto porcentaje de alimentos ultraprocesados, el ritmo al que se acumularán dichas calorías será mayor y, si por otro lado, no acostumbramos a desarrollar actividad física durante nuestra vida diaria, no quemaremos ese exceso calórico que acabará desembocando en sobrepeso o incluso obesidad.
Además, existen otros factores que elevan las probabilidades de padecer sobrepeso y obesidad. Factores vinculados a aspectos como la edad, la genética (la cual afecta a la cantidad de grasa corporal que tu organismo almacena y cómo la distribuye) determinados problemas médicos, como el síntoma de Prader-Willi, o el síndrome de Cushing, entre otros trastornos.
Por otro lado, el estilo de vida familiar también puede llegar a ser relevante, dado que los hábitos alimentarios, así como la actividad física, suele ser compartida en la unidad familiar. El consumo de algunos medicamentos, como determinados antidepresivos, esteroides o anticonvulsivos, también influye, así como el hecho de dejar de fumar o la falta de sueño, que puede derivar en cambios hormonales que aumenten el apetito.
¿Cómo prevenir y luchar contra la obesidad?
En este caso, tanto si sufres de sobrepeso u obesidad, como si lo que deseas es prevenirlas, las medidas serán las mismas:
- Establecer unos hábitos alimentarios saludables. Tal y como comentábamos antes, la ingesta de una cantidad excesiva de alimentos ultraprocesados o productos con alto contenidos en azúcares y grasas saturadas, acelerará el proceso de almacenamiento de grasa en nuestro organismo. Será importante que establezcamos unos hábitos alimentarios saludables, apostando por el aumento de frutas, vegetales y cereales integrales en nuestras dietas, alimentos ricos en nutrientes y bajos en calorías que nos ayudarán a mantener un peso adecuado.
- Hacer ejercicio. Introducir la actividad física como una constante en nuestra vida diaria será un elemento clave para mantener un peso saludable. La OMS recomienda que ésta alcance los 60 minutos diarios en los jóvenes y los 150 minutos semanales en las personas adultas. Es necesario recordar que, si sufrimos de sobrepeso u obesidad, disciplinas como la natación o caminar, pueden ser muy beneficiosas y que, por el contrario, lanzarnos sin control a la práctica de una actividad física determinada puede acarrearnos consecuencias negativas.
Por lo tanto, lo más recomendable será realizar una consulta previa a profesionales de la salud conocer nuestro estado y recibir un asesoramiento que nos permita desarrollar actividades físicas de una forma eficaz y segura.
- Controlar nuestro peso. Llevar un control regular de nuestro peso, sin llegar a obsesionarnos, podrá ayudarnos a determinar si los esfuerzos que estamos llevando a cabo para mejorar nuestra salud están siendo eficaces o si, por el contrario, deberíamos enfocarlos de otra forma.
- Consultar con profesionales de la salud. Dejarte asesorar por un médico o un nutricionista siempre es positivo. Tal vez, los problemas vinculados con el aumento de peso no puedan solucionarse mediante un cambio de hábitos y requieran otro tipo de soluciones más específicas.
Unidad de Obesidad y Metabolismo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre