La osteoporosis es una enfermedad del esqueleto caracterizada por la disminución de la resistencia de los huesos, debido a una pérdida de su densidad y calidad, que predispone al aumento del riesgo de fractura. Se destruye más tejido óseo del que se fabrica y los huesos terminan volviéndose porosos, delgados y frágiles, motivo por el cual pueden aparecer fracturas ante el más mínimo esfuerzo.
La osteoporosis es mucho más frecuente en mujeres posmenopáusicas –por la disminución de la producción de estrógenos–, aunque también se diagnostica antes de esta etapa y en algunos varones. El 5% de los hombres puede tener, de hecho, osteoporosis y si bien existen menos estudios que en mujeres, se sabe, por ejemplo, que la mortalidad masculina por fractura de cadera es superior a la femenina. En el caso de estas últimas, cuatro de cada diez mujeres sufrirán al menos una rotura osteoporótica a partir de los 50 años.
Fracturas y osteoporosis
Las fracturas son la consecuencia más importante de la osteoporosis y se pueden producir en cualquier hueso, aunque las más frecuentes son las de la columna vertebral, junto con la zona del antebrazo cercana a la muñeca y el fémur. Dado que la osteoporosis no provoca síntomas, excepto que el paciente sufra una rotura de este tipo, hay que extremar la atención ante la presencia de alguno de los factores de riesgo o si el paciente ha tenido una fractura sin un traumatismo significativo.
Por lo que se refiere al diagnóstico de la osteoporosis éste se realiza mediante una densitometría del hueso, método que permite medir la densidad mineral ósea (DMO). Este método está indicado en mujeres con menopausia precoz y en posmenopáusicas, con uno o más factores de riesgo, así como en pacientes con sospecha radiográfica de osteoporosis. Si bien es cierto que no se recomienda llevarla a cabo de forma indiscriminada a todas las mujeres que hayan pasado ya la menopausia, hay que tener en cuenta que es frecuente la ausencia de sintomatología, por lo que se debe realizar esta prueba ante la presencia de cualquier factor de riesgo.
Osteoporosis y Densitometría
La densitometría ósea es una técnica diagnóstica que permite medir, por medio de los Rayos X, la densidad mineral del hueso, es decir, su contenido en calcio. Esta prueba se utiliza para hacer un diagnóstico de la osteoporosis en su etapa más precoz a fin de poner un tratamiento que prevenga su evolución hacia el empeoramiento. A través del conocimiento del grado de osteoporosis podemos saber el riesgo que tiene el paciente de sufrir fracturas óseas. También se utiliza para valorar la respuesta al tratamiento de la osteoporosis.
En la densitometría se considera que un/a paciente tiene osteoporosis cuando presenta una densidad ósea inferior a –2,5 en la escala que se utiliza para medirla. Además de esta prueba, es conveniente realizar algunas determinaciones de laboratorio –análisis de la cantidad de calcio, fósforo y vitamina D, entre otros– y en ocasiones un estudio radiológico. El diagnóstico precoz es clave en estos casos ya que existen diversos tratamientos muy eficaces si se aplican de forma rápida.
El tratamiento farmacológico tiene como objetivo incrementar la DMO y reducir el riesgo de fracturas. Los que merman la pérdida de DMO son aquellos que contienen sustancias como estrógenos, bisfosfonatos, raloxifeno y denosumab. Otros son estimulantes de la formación de calcio y algunos tienen un mecanismo mixto (como el relato de estroncio). La duración es generalmente prolongada y debe ser valorada por el médico teniendo en cuenta la respuesta (controles con densitometría) y las características de cada paciente.
Estas pruebas las suelen prescribir principalmente ginecólogos, traumatólogos, reumatólogos , así como endocrinos.
Especialista en Reumatología de IMQ