En la era de la imagen, modificar el aspecto externo a través de la decoración del cuerpo con tatuajes sobre la piel y perforaciones para colocar pendientes u otras piezas metálicas se ha convertido en una moda. Aunque la realización de un piercing o un tatuaje no debería representar peligro alguno para la salud, no deja de ser una agresión para el organismo, por lo que puede acarrear efectos secundarios derivados de la interrupción de la barrera de la piel.
Según el mecanismo de transmisión, las posibles infecciones se dividen en cutáneas, si el microorganismo penetra a través de la piel y las mucosas, incluyendo los fluidos corporales, y hemáticas, cuando entra a través de la sangre (pinchazos, heridas, etc.)
Peligros
Algunos profesionales señalan que entre el 10 y el 20% de los piercings provocan infecciones
bacterianas en la piel –las más frecuentes–, ya sea por la falta de higiene de la técnica utilizada o por los posteriores cuidados que algunas personas no siguen o abandonan antes de tiempo. En la mayoría de los casos, la infección es superficial y se resuelve con la retirada del cuerpo extraño y/o la aplicación de un antibiótico en crema. La aparición de verrugas que siguen el trayecto lineal del tatuaje se explica por la penetración de virus debido a la tinta utilizada o las agujas de inyección.
En otras ocasiones, la infección entra por la sangre a causa de las pequeñas heridas que implican estas técnicas. Se han publicado casos de transmisión de tuberculosis, sífilis y distintos tipos de hepatitis. En el caso de los tatuajes, pueden producirse inflamaciones en la piel incluso años después de haberse llevado a cabo el dibujo y circunscribirse a uno de los colores utilizados, generalmente el rojo. Esto es así debido a que este color contiene pigmentos orgánicos, como laca roja, que se introducen en la dermis y se comportan como cuerpos extraños. Es muy importante estar alerta ante signos como enrojecimiento, picor, hinchazón, supuración, olor desagradable o fiebre. De surgir algunos de estos síntomas, se debe visitar al dermatólogo lo antes posible.
Asimismo, hay riesgo de desgarros, sobre todo en aquellos piercings que se colocan en la lengua, pezón o área genital. La técnica de piercing con pistola, usada en la realización de perforaciones en la oreja, conlleva además una mayor incidencia de cicatrizaciones excesivas debido a la inflamación que se desencadena.
[hs_form id="7"]
Contraindicaciones
Hay ciertas personas que no deben tatuarse ni colocarse un piercing. Por ejemplo, las mujeres embarazas y personas con dermatosis infecciosas activas –verrugas víricas, herpes, infecciones bacterianas– porque se pueden extender. Tampoco es aconsejable en pacientes con problemas de coagulación, ya que pueden sangrar mucho. La persona que haya estado tomando retinoides orales, muy empleados contra el acné, tendrá que esperar seis meses o un año antes de hacerse un tatuaje porque puede sufrir una reacción cutánea. Los menores de edad deben ir acompañados de un familiar adulto y se necesita una autorización escrita del padre o tutor.
Eliminación de tatuajes con láser
Además de estos problemas, una de las consultas más frecuentes a la que se enfrenta el dermatólogo en referencia a los tatuajes es el deseo de eliminarlos. El láser es la opción terapéutica más empleada y que ofrece mejores resultados. La respuesta es más favorable y rápida en tatuajes de un solo color que en multipigmentados. Respecto a los piercings, su eliminación no representa un problema, aunque suele quedar cicatriz.
Especialista en Dermatología en IMQ