La conjuntivitis es una inflamación de la capa más superficial del ojo, la conjuntiva, que puede producirse por diferentes razones. La conjuntivitis es el fino y transparente tejido que recubre el interior del párpado y la esclera (la zona blanca del globo ocular). Esta inflamación provoca que los vasos sanguíneos se enrojezcan, de ahí que el primer síntoma sean los ojos rojos, acompañado de lagrimeo y una mayor secreción de legañas.
Según el grado de sensibilidad ocular y el grado de la infección, también puede ir acompañada de picor intenso, sensación de ardor, irritación y aumento de la sensibilidad a la luz.
Aunque no seamos conscientes de ello, nuestros ojos se enfrentan a diario a abrasiones, bacterias y agentes externos que pueden irritarlos y provocarles infecciones, como la conjuntivitis.
La concentración de polen y contaminación en el aire o tocarnos los ojos y párpados con las manos sucias pueden ser sencillos desencadenantes de una de las afecciones más comunes y sencilla de tratar, pero que también hay que saber evitar para no sufrir complicaciones mayores.
La conjuntivitis suele ser, más que dolorosa, incómoda porque nos impide abrir bien los ojos que se pegan; además de causar molestias que entorpecen la rutina diaria, como picores y visión borrosa debido a la lágrima espesa con secreciones.
Por este motivo, es importante conocer bien en qué consiste la conjuntivitis, cómo podemos evitarla y, sobre todo, cómo frenar su propagación.
Conjuntivitis: por qué ocurre
La temporada primaveral y el verano suelen ser las épocas en las que más proliferan ciertas infecciones oculares, como es el caso de la conjuntivitis, manifestándose a través de ojos rojos, lagrimeo, e incluso fotofobia y dolor moderado.
Mientras que en primavera suelen ser las alergias las que las provocan, en el caso del verano, las altas temperaturas, la exposición al sol, el viento y el contacto con el agua son factores que pueden afectar negativamente a la salud de la vista. Además, nos exponemos a agentes irritantes, como la arena o el cloro, que también en piscinas pueden asociarse a transmisión de infecciones oculares.
Tipos de conjuntivitis
Normalmente, el tipo de infección más frecuente suele ser la conjuntivitis vírica que suele afectar a ambos ojos con irritación, legañas y ojo pegado al amanecer.
La conjuntivitis bacteriana también afecta a los ojos con enrojecimiento, visión borrosa y secreciones. Característicamente produce una secreción amarillenta y pegajosa.
También es muy frecuente en la población en general, la conjuntivitis alérgica, en especial en primavera y verano, debido a altas concentraciones de polen u otras sustancias naturales que suelen ser muy irritantes para los ojos. Normalmente, este tipo de conjuntivitis se manifiesta con mucho picor y suele estar acompañada de estornudos y rinitis.
Otras reacciones alérgicas a los ácaros del polvo o a los pelos de los animales también suelen afectar a los ojos y en este caso, además de un tratamiento para los efectos de la inflamación, es muy importante descubrir el causante de la reacción.
En ocasiones, la sequedad ocular, causada por el ambiente o por el uso de lentes de contacto, también puede ser el motivo por el que los ojos se resientan ante agentes irritantes y estén más expuestos a infecciones como la conjuntivitis.
Prevención y medidas de higiene
En todos estos casos, la prevención y unas buenas medidas de higiene pueden ayudar a mejorar la salud de nuestros ojos. Por esta razón, la limpieza diaria de los párpados y los ojos puede ser el mejor método y es muy recomendado para personas que viven en ambientes con mucha polución.
Basta acostumbrarse a hacer uso de lágrimas artificiales y unas toallitas de farmacia para limpiar párpados y pestañas, y con ello podemos evitar leves molestias y que estas deriven en posibles infecciones.
Tratamiento de la conjuntivitis
En el caso de sufrir conjuntivitis, hay que extremar las medidas de higiene en el uso de toallas, fundas de almohada, al igual que con el uso de cosméticos, no compartiéndolos y eligiendo productos de calidad, ya que los componentes del maquillaje también pueden ser los causantes de reacciones alérgicas.
Para aquellas personas que usan lentes de contacto es recomendable dejar de usar lentillas hasta que pase la infección, y también son de los que más deben de cuidar la higiene para evitar este tipo de infecciones.
Lo mejor es acudir a un especialista para verificar el tipo de infección y adecuar el tratamiento a la severidad del cuadro. En la conjuntivitis vírica es normal que se autolimite en un ciclo de una semana, similar a una gripe.
Ante todo, hay que evitar la automedicación y contar con asesoramiento profesional para cuidar nuestra vista y evitar que el problema se agrave.
Especialista en Oftalmología de IMQ