Dermatólogo de IMQ
Se llama hiperhidrosis a la producción de sudor en cantidades superiores a las necesarias para la termorregulación normal del cuerpo. Otros términos relacionados son bromhidrosis para referirse al mal olor corporal y cromhidrosis para denominar la producción de sudor coloreado. Estos problemas son frecuentes -lo sufre del 1% al 5% de la población- y según sea el grado provocan una gran incomodidad, afectando a la calidad de vida.
Hay motivos evidentes de aumento de sudoración (calor, deporte, fiebre, ansiedad…) que no generan consulta. En cambio, si la hiperhidrosis no responde a causas normales es necesario diferenciar dos grandes grupos, primarias y secundarias, para lo que resulta necesaria una buena historia clínica y, en algunos casos, la realización de análisis y estudios complementarios que requieren la colaboración de diversos especialistas.
Causas de la hiperhidrosis
En primer lugar, se estudian las causas secundarias, como por ejemplo las derivadas de estados fisiológicos (menopausia o perimenopausia), toma de medicamentos (antidepresivos, tratamientos hormonales, antihipertensivos, omeprazol...) o la ingesta de alcohol. Dentro de este grupo figuran enfermedades en las que el sudor excesivo suele aparecer asociado a otros síntomas, siendo las más importantes las alteraciones tiroideas, diabetes mellitus, patologías neurológicas tipo Parkinson y algunos tumores hematológicos.
Si se descartaran estas se pasaría a analizar las hiperhidrosis primarias, que son las que más se consultan en dermatología y pueden considerarse una respuesta excesiva al estrés emocional normal. Por lo general, suelen ser formas localizadas en manos, pies, axilas y área craneofacial que no aparecen durante el sueño y puede haber un cierto componente genético. Se inician habitualmente en la adolescencia y pueden generar mucha incomodidad a la hora de escribir, dar la mano, vestirse con colores claros, usar herramientas...
Soluciones al exceso de sudor
Existen diferentes tratamientos para aliviar la excesiva sudoración según la edad del paciente, localización del problema o afectación psicológica que requieren individualizarlos. Previamente, se puede probar a:
- vestirse con ropa de algodón,
- utilizar productos especiales para la higiene,
- evitar la ingesta excesiva de café, alcohol y alimentos muy especiados.
Los desodorantes disminuyen el olor del sudor, pero no su cantidad, así que son útiles en cromhidrosis. Además, se pueden aplicar antitranspirantes que disminuyen el tamaño del conducto de la glándula sudorípara y suelen ser eficaces en axilas y manos.
Si estas medidas no dan resultado, los especialistas cuentan con otras herramientas como los anticolinérgicos tópicos y orales (glicopirrolato y oxibutinina), las inyecciones de botox, que funcionan muy bien en axilas, y la impatectomía transtorácica, cirugía efectiva en la hiperhidrosis palmar.