La desviación del tabique nasal congénita, o debida a un traumatismo, es uno de los problemas respiratorios más frecuentes que dificultan la entrada de aire a nuestro organismo. Otra causa de este trastorno es la hipertrofia de los cornetes, estructuras que se sitúan en la pared lateral de la nariz y que sirven para adecuar el aire a las condiciones del organismo en cuanto a humedad y temperatura. En estos casos, la obstrucción suele ser fluctuante y aumenta al tumbarse. La presencia en la cavidad nasal de pólipos, tumores o tejido adenoideo (vegetaciones) en la parte posterior es otra de las causas que pueden producir insuficiencia respiratoria.
También altera la función nasal la existencia de rinitis, un trastorno de la mucosa que se puede deber a alergias, abusos de descongestionantes o a infecciones. La prevalencia de rinitis alérgica se sitúa del 21,5% de la población. La obstrucción se puede acompañar de estornudos, rinorrea acuosa y picor.
Principales consecuencias de los problemas respiratorios
Las consecuencias de una mala función nasal pueden ser sequedad faríngea, sinusitis, cefaleas y sangrados nasales. Además, es más habitual que las personas sean roncadoras y pueden presentar apneas durante el sueño que dificultan el descanso. La insuficiencia respiratoria nasal también puede agravar el asma.
Para el diagnóstico es muy importante la historia clínica. La exploración se realiza mediante sistemas de visión intranasal flexibles o rígidos. Las ópticas rígidas se utilizan en la cirugía para extirpar pólipos, tumores, etc. Cuando hay sospecha de alergia, son muy útiles los tests cutáneos intraepidérmicos. Se usan también pruebas de imagen para el estudio de la nariz y los senos paranasales, fundamentalmente el TAC.
Tratamiento de los problemas respiratorios
Cuando no hay lesiones ocupantes de espacio, el tratamiento suele ser tópico o por vía oral con corticoides, antihistamínicos o vasoconstrictores. No conviene abusar de estos últimos porque pueden producir un efecto de rebote ocasionando una mayor congestión. Existen también productos que combinan corticoides y antihistamínicos tópicos y que pueden ser muy útiles para tratar la rinitis. Cuando el tratamiento médico no es eficaz, se puede plantear también la opción quirúrgica.
La desviación del tabique se corrige mediante una septoplastia. Consiste en extirpar la porción ósea y cartilaginosa del tabique que está desviada, conservando la mayor parte posible del mismo para mantener la forma de la nariz. En los niños, se puede aconsejar a partir de los 6 años. Entre esta edad y los 16 años, se recomienda hacerla de una forma más conservadora que en el adulto para intentar mantener la mayor cantidad posible de cartílago septal, ya que es una etapa de crecimiento. Esta operación se suele acompañar de una reducción del tamaño de los cornetes que actualmente realizamos con radiofrecuencia, ya que acelera la recuperación de la función respiratoria.
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Médico especialista en Otorrinolaringología de IMQ