El sarampión es una enfermedad infecciosa vírica causada por un Mobillivirus. Históricamente tenía un incidencia mayor en la infancia y ahora aparece principalmente en colectivos no vacunados.
El virus se transmite a través de secreciones respiratorias que se propagan con estornudos, tos o las gotas de saliva que se expulsan al hablar. Tiene una alta contagiosidad. Una vez entra en el cuerpo, se reproduce en nariz y garganta
Sus síntomas iniciales más característicos son cuadro catarral con conjuntivitis, tos y fiebre elevada pudiendo alcanzar los 40ºC. Posteriormente a los 3 ó 4 días tras iniciada la fiebre aparecerá una erupción cutánea característica
En fase aguda puede llegar a causar neumonía o encefalitis, produciéndose la muerte hasta en 1 de cada 1000 casos. De manera diferida, en niños que se han infectado por debajo de los 2 años, hay mayor riesgo de panencefalitis esclerosante. Afortunadamente es una complicación muy rara.
¿Es muy frecuente en nuestro medio?
Aunque España se encuentra entre los de menor incidencia en Europa, en nuestro medio ésta se ha incrementado desde 2015, con unas tasas que han ido desde 0,8 (casos/millón de habitantes), a una tasa ligeramente por encima de 6 en 2019. En ese año las comunidades más afectadas fueron Cataluña, Madrid y Castilla-La Mancha.
El Centro Nacional de Epidemiología en mayo de 2019 advertía“hay mucho sarampión en Europa y en el mundo con lo que hay que estar alerta para mantener las coberturas completando el calendario de vacunación”. El repunte de la enfermedad en otros países y la proliferación de viajes y desplazamientos incrementan la posibilidad de la llegada a nuestro territorio de casos de sarampión importado y la generación de brotes. La vacunación será primordial para protegernos.
¿Quién tiene riesgo de contagio?
Básicamente serán las personas que no han recibido vacunación.
- Los menores de un año son población de riesgo porque el calendario vacunal no inicia la inmunización frente a sarampión hasta el año de vida.
- Los niños y adultos que no han recibido inmunización correcta por falta de asistencia adecuada en sus países de origen o por negarse a recibir vacunas.
- Personas inmunodeprimidas tras tratamiento con quimioterapia. Se debe revisar tras el tratamiento si persiste inmunidad realizando una serología
¿Cómo proteger a los más pequeños frente a un brote de sarampión?
La vacunación es la piedra angular de la protección frente al sarampión. La concienciación ciudadana y el trabajo de las y los profesionales sanitarios han ayudado a conseguir unas tasas de vacunación muy altas con una media para todas las comunidades autónomas en 2018 de 97,1%
La aplicación de la vacuna triple vírica, se contempla en el calendario de vacunación infantil con dos dosis. La primera a los 12 meses y la segunda a los 4 años de edad. En caso de brote puede adelantarse la primera dosis y posteriormente se continuará la pauta normal de vacunación. En condiciones normales hay que evitar el traslado de los menores de un año a zonas donde existe endemia de la enfermedad o algún brote activo.
Casi cualquier preparado vacunal tiene efectos secundarios que son leves en la inmensa mayoría. El más frecuente es la inflamación en el punto de administración. También puede producir fiebre, hasta 39,5ºC, que suele aparecer alrededor de una semana después de su administración. Por último en 1 de cada 20 vacunados puede observarse una erupción en el cuerpo que desaparece a los pocos días. Estos síntomas, si aparecen, son mucho más leves frente a los de la enfermedad, y evitaremos el riesgo de complicaciones de ésta.
¿Qué hay que tener en cuenta al administrar la vacuna?
-No se debe vacunar con la vacuna triple vírica cuando haya sucedido previamente una reacción alérgica grave con una dosis anterior de esta vacuna. Los niños con alergia al huevo de naturaleza no anafiláctica no tienen ningún riesgo especial de desarrollar manifestaciones de hipersensibilidad. La mayoría de niños con antecedentes de anafilaxia al huevo no presentan efectos adversos a la vacuna por lo que esta puede ser administrada en los centros de atención primaria.
-No se recomienda vacunar a niños con enfermedades asociadas con defensas bajas. Deberá consultarse a los profesionales de pediatría para decidir en cada caso la mejor opción.
-La mayoría de los vacunados con la vacuna triple vírica excretan pequeñas cantidades de virus en las gotitas de saliva, aunque no se han documentado contagios por esta vía.
- La administración reciente de inmunoglobulinas o hemoderivados interfiere con la respuesta a la vacuna durante un tiempo variable, disminuyendo su efectividad.
¿Cómo se trata el sarampión?
Los tratamientos para esta enfermedad están enfocados a aliviar los síntomas, que son principalmente la fiebre, la tos, el dolor de garganta y la conjuntivitis. El pediatra recetará antitérmicos, como el paracetamol, y cuidados para paliar la irritación de los ojos, que consisten en lavar los párpados con un paño húmedo y aplicar compresas tibias varias veces al día.
Durante esos días, también es conveniente evitar luces intensas, que provocarán molestias al paciente, y darle abundantes líquidos para prevenir la deshidratación. A menos que haya complicaciones infecciosas, los antibióticos no están indicados, ya que el sarampión está provocado por un virus. En todo caso, será el pediatra quien te indicará el tratamiento adecuado a seguir.
Obvia decir que un paciente con sarampión debe permanecer en aislamiento y que personas que no hayan pasado la enfermedad deben evitar el contacto.
La protección más eficaz, la vacunación.
Los calendarios vacunales son fruto del consenso y la experiencia de cientos de profesionales de la medicina, la epidemiología, la farmacología… Gracias a su implementación y seguimiento muchas enfermedades son una rareza en nuestro medio, salvando así muchas vidas. No obstante la inmunidad de rebaño, los casos de sarampión importados son una realidad y la mejor protección como individuo y sociedad es seguir la pauta vacunal adecuada.
En el caso que nuestros hijos presentaran algún síntoma relacionado con esta enfermedad, es importante acudir al pediatra para que haga un diagnóstico completo e indique el mejor tratamiento a seguir.
Dr. David Belber García
Pediatra de IMQ