El aumento de las alergias va a convertir este problema de salud en una de las plagas del siglo XXI, según algunos expertos. La herencia a través de los genes, la forma de vida occidental que nos protege de otras enfermedades, la contaminación y la obesidad son, entre otros, los factores más condicionantes para este aumento. En este artículo hablaremos sobre los diferentes tipos de alergia en función de que sustancia produce la reacción inmunitaria del organismo y su tratamiento.
Está calculado, por ejemplo, que entre 220 y 520 millones de personas en el mundo pueden sufrir alergia a alimentos, uno de los tipos de alergia más comunes. En la infancia, especialmente en los cuatro primeros años, la leche y el huevo son los dos principales alimentos responsables de las reacciones alérgicas. Conforme aumenta la edad, hay otros grupos de alimentos que producen con más frecuencia este tipo de reacciones: frutas rosáceas (melocotón, cereza, ciruela, etc.), frutos secos, pescados y mariscos. Asimismo, el anisakis (parásito habitual del pescado) causa reacciones alérgicas de forma muy frecuente —y en ocasiones muy graves—, pudiendo ser prevenidas mediante la congelación de estos alimentos a -20 °C durante tres días o cocinando estos alimentos durante periodos superiores a los 10 minutos, de forma que alcancen temperaturas superiores a los 60 °C.
En el caso de la alergia respiratoria, por ejemplo, la alergia a los ácaros domésticos constituye el principal motivo de consulta, tanto por la frecuencia de aparición de síntomas como por el hecho de ser un alérgeno de contacto diario. Los pólenes en Euskadi son el segundo motivo de consulta entre las personas con alergia respiratoria; sin embargo, los valores de pólenes en la atmósfera son claramente inferiores a los de otras comunidades próximas.
Uno de los motivos frecuentes de consulta en Euskadi son las reacciones adversas a medicamentos. Son dos grupos de medicamentos los que producen más frecuentemente estas reacciones: las penicilinas y los fármacos de su familia (betalactámicos), y los antiinflamatorios. En general, la alergia a medicamentos es una patología cada vez más frecuente por el envejecimiento de la población y porque cada vez precisan de tratamientos más prolongados y más numerosos.
Tratamiento según tipos de alergia
Para las alergias respiratorias, junto con los tratamientos sintomáticos habituales como antihistamínicos, corticoides nasales, colirios, broncodilatadores, etc., se administran tratamientos inmunoterápicos con cantidades crecientes de los alérgenos, para lograr una desensibilización y, con ello, una curación o descenso evidente de los síntomas.
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En el caso de las alergias alimentarias, se están utilizando los procedimientos de inmunoterapia oral con cantidades igualmente crecientes del alimento al que se es alérgico para lograr su tolerancia. Esta forma de tratamiento se emplea fundamentalmente para la leche y huevo, pero también para frutos secos, mariscos, etc.
En el caso de las alergias a medicamentos, también se están realizando procedimientos de desensibilización para aquellos pacientes alérgicos a medicamentos pero que precisan tomarlos necesariamente (antitumorales, antibióticos, antiinflamatorios), debido a su patología de base.
Futuro del tratamiento de las alergias
De cara al futuro, las nuevas formas de inmunoterapia (vacunas) se aplicarán a las enfermedades alérgicas respiratorias (asma y rinitis), mediante nuevos alérgenos purificados que, con muy pocas dosis y con mayor efectividad, reducirán los síntomas de las personas alérgicas. A ello, hay que sumar nuevas formas de inmunoterapia aplicadas a la alergia alimentaria, que conseguirán proteger a estas personas de las reacciones alérgicas por alimentos.
Existen, además, nuevos fármacos monoclonales, dirigidos especialmente para el tratamiento de personas con asma bronquial grave, pero también con otras formas de enfermedades alérgicas (anafilaxia, poliposis nasal, etc.) que les mejorarán sus síntomas y aumentarán su calidad de vida”.
Pruebas habituales para el diagnóstico de alergias
Las pruebas más habituales para el diagnóstico de los diferentes tipos de alergia son las siguientes:
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Pruebas cutáneas
Conocidas como pruebas de alergia, en las que mediante la colocación en la piel de las sustancias sospechosas de producir una reacción alérgica, se identifica aquellas que la causan mediante la reacción que producen en la piel.
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Analítica de sangre
Se intenta localizar las sustancias que producen la reacción mediante la identificación en la sangre del paciente de inmunoglobulinas que reconocen los alérgenos y causan la alergia.
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Pruebas de exposición
Se expone al paciente a las sustancias que se espera que no causen la reacción, para identificar aquellos alimentos, medicamentos o aeroalérgenos que el paciente tolere y, con ello, limitar solo aquellos a los que realmente sea alérgico.
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Diagnóstico molecular
En la actualidad existen nuevas formas de diagnóstico de las patologías alérgicas, lo que se denomina diagnóstico molecular, que aumenta la precisión del mismo y posibilita conocer la gravedad y el mejor tratamiento personalizado que se le puede ofertar a cada paciente.
Especialista en Alergología de la clínica IMQ Zorrotzaurre