Psicóloga en los Centros IMQ Amárica y Abendaño
Pese a que la tristeza y la depresión son conceptos diferentes (la primera es un estado mental relativamente pasajero, mientras que la depresión es un trastorno psicológico), es habitual que por sus numerosos puntos en común se confunda el trastorno de la depresión con la emoción de la tristeza y se llegue a malas interpretaciones. Con el objetivo de brindarte las suficientes herramientas como para detectarlas a tiempo, en IMQ nos proponemos ahondar en las principales diferencias entre tristeza y depresión.
¿Tristeza o depresión? Definiendo los conceptos
La tristeza es una de las emociones más habituales en el ser humano. Es una respuesta natural ante situaciones concretas negativas (como una pérdida importante, unas expectativas incumplidas o una enfermedad física) en que el dolor se manifiesta de diversas formas; desde el llanto hasta la falta de motivación o de energía, de apetito, de actividad, etc. Todos la experimentamos en alguna ocasión, como la alegría, el miedo o la ira entre otras. Ahora bien, si la tristeza se prolonga en el tiempo de forma excesiva, impide a la persona seguir adelante con su vida y genera un malestar muy intenso, se considera que puede estar convirtiéndose en depresión. Dada esta cercanía, conocer y entender las diferencias entre tristeza y depresión resulta vital para poder dar con el tratamiento que necesitamos.
Por otro lado, la depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por un conjunto de síntomas que afecta a nuestros pensamientos y emociones, a la percepción y la interpretación de lo que sucede a nuestro alrededor y, por tanto, con consecuencias directas en nuestro interior y en nuestra conducta. Es algo que va más allá de estar triste, puesto que incapacita e imposibilita sentir placer mientras se da un empeoramiento de las funciones cognitivas (concentración, memoria, razonamiento, toma de decisiones…), limitando a la persona a la hora de continuar con su rutina diaria. Muchos cuadros depresivos están asociados a trastornos de ansiedad y estrés, y pueden aparecer en cualquier momento. Este trastorno constituye uno de los problemas de salud más incapacitante hoy en día.
Principales diferencias entre tristeza y depresión
La principal diferencia entre ambas es la intensidad, la duración y, sobre todo, el motivo.
1. La tristeza es un estado, la depresión un trastorno
De sus respectivas definiciones podemos extraer la primera diferencia entre tristeza y depresión. Y es que mientras que la tristeza, función adaptativa y funcional, es un estado de ánimo relativamente habitual y pasajero, una reacción ante un acontecimiento puntual, la depresión es un trastorno del estado de ánimo psicológico que incluye la tristeza como una de sus muchas facetas, junto a la apatía, la angustia, la desesperanza, la ansiedad, anhedonia…, en ocasiones sin ninguna causa aparente. Así, las personas que sufren un cuadro depresivo, se encuentran en una situación crónica de malestar.
2. La tristeza prolongada puede derivar en una depresión
La tristeza tenemos que experimentarla para que nos ayude a afrontar situaciones negativas en el presente y en el futuro y tener recursos para gestionar esas emociones negativas.
En determinadas ocasiones, esa emoción de tristeza se agudiza, se intensifica y se prolonga en el tiempo. En ese momento la tristeza puede derivar en una depresión. Esto se da cuando la persona no sólo se siente entristecida, sino que además se ve afectada a la hora de desarrollarse en sus rutinas diarias con normalidad. En consecuencia, en la depresión es más complicado determinar su origen, o al menos un único hecho que la justifique.
3. La actividad neuronal y otros procesos mentales
Gracias a las distintas técnicas de neuroimagen, se ha podido observar que la depresión produce cambios neuronales. Las personas con depresión presentan un nivel de activación neuronal inferior al de las personas sanas en varias zonas del cerebro. Los niveles de serotonina, norepinefrina y dopamina también son menores, lo que influye directamente en el desarrollo de distintos procesos mentales. Por otro lado, las dinámicas de activación cerebral de las personas tristes no experimentan cambios tan radicales ni persistentes en el tiempo.
4. Incapacidad para enfrentar el día a día
Las personas que padecen depresión son también víctimas de la abulia o incapacidad para enfrentarse a tareas cotidianas, tales como desempeñar el trabajo con normalidad, hacer la compra o mantener sus relaciones cuidadas, además de no experimentar placer, satisfacción o interés por nada sufriendo anhedonia. Esto puede presentarse durante semanas o incluso puede alargarse meses.
5. Diagnóstico de la depresión: ¿cómo detectarla?
Este trastorno habitualmente no tiene una causa aparente, por ello se dice que es una enfermedad silenciosa a pesar de ser la más frecuente.
Según el DSM-5, para el diagnóstico de depresión la persona debe presentar un mínimo de cinco síntomas entre los siguientes: estado de ánimo depresivo la mayor parte del día con sentimientos de vacío, disminución de interés y/o placer, pérdida importante de peso o aumento de peso, insomnio o necesidad anormal de dormir, conductas ralentizadas, fatiga o, por el contrario, agitación; sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados; disminución de la capacidad para pensar o concentrarse; y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Para su diagnóstico obligatoriamente la persona debe padecer un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, durante al menos dos semanas, o manifestar disminución del interés en las actividades que habitualmente le gustaban, así como un empobrecimiento en la capacidad para disfrutar mientras las lleva a cabo.
6. El tratamiento: ¿en qué casos se necesita terapia?
Es probable que una persona que atraviesa un período de dolor emocional puntual no requiera del apoyo de un profesional específico. La vuelta a la rutina y sus puntos de apoyo (amistades, familia, etc.) puede ser suficiente para superar el estado de tristeza. Pero todos los casos de depresión necesitan ser tratados por un profesional, ya que es la única forma de dar con un diagnóstico acertado, una terapia adaptada a las necesidades que evite recaídas y, en caso de ser necesaria, la toma de psicofármacos.
Además, cuanto más precoz sea la detección del proceso, más rápida será la evolución. La valoración debe ser exhaustiva porque, de lo contrario, se corre el riesgo de patologizar una reacción vital normal como es la tristeza, sobre todo teniendo en cuenta que aunque son muy distintas tienen elementos en común. La psicoterapia ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional. Además, mediante diferentes herramientas se intenta modificar la conducta y los pensamientos consiguiendo la participación activa del paciente y una mejora buscando el bienestar de la persona. Por lo tanto, ante una situación así es importante acudir a un profesional para atajarlo lo más rápido posible y de la mejor manera posible siendo un aprendizaje para la persona.