Aunque no existen datos totalmente fidedignos, se calcula que las patologías urinarias representan entre el 70% y el 80% de la actividad quirúrgica en urología. Los principales problemas que precisan de cirugía son la hipertrofia benigna de próstata (aumento de su tamaño, con lo que obstruye la uretra y dificulta la micción), el cáncer de vejiga, el de próstata y los cálculos en la vía urinaria, desde el riñón hasta la vejiga. El diagnóstico de todos ellos suele ser relativamente sencillo, pero el tratamiento puede ser de la máxima complejidad según la gravedad de las lesiones.
La investigación y las nuevas tecnologías han sido los principales aliados de los especialistas en urología para avanzar en el tratamiento de estas enfermedades. La cirugía es la mejor opción para tratar los problemas obstructivos que aparecen en los hombres a partir de los 50 años. En estos casos se puede operar a los pacientes a través del conducto uretral, técnica conocida como resección transuretral. Este tipo de bisturí extrae los tejidos responsables de la obstrucción con mayor rapidez y menor sangrado.
Además, la utilización del láser consigue en determinados pacientes resultados similares a la resección transuretral, con menor sangrado y altas hospitalarias a las 24-48 horas. Una ventaja de la aplicación del haz de luz en la vaporización de la próstata es que se puede retirar la sonda a las 24 horas de la intervención.
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Usos del robot Da Vinci en urología
La aparición de la cirugía robótica en urología ha conseguido unos resultados inigualables. El robot Da Vinci es la herramienta más potente para la cirugía laparoscópica y la mejor alternativa para el cáncer de próstata. Representa además un avance en la cirugía conservadora de los tumores renales.
Entre sus principales ventajas destacan:
- posibilita la visión tridimensional,
- anula el temblor de los movimientos del cirujano,
- magnifica la visión hasta diez aumentos
- permite una mayor libertad de movimientos en espacios reducidos.
Por otro lado, los modernos vídeo- endoscopios han revolucionado la cirugía endoscópica del aparato urinario superior. Permiten visualizar tanto el uréter como las cavidades del riñón donde se alojan las piedras y los tumores con una magnífica calidad, lo que facilita la cirugía a través de la uretra en unas condiciones que eran inimaginables hace unos años. En la actualidad, se están ultimando los sistemas de visión tridimensionales.
Cómo prevenir enfermedades urológicas
Los expertos recomiendan la ingesta abundante de agua para los pacientes que puedan ser proclives a padecer cálculos en las vías urinarias y el diagnóstico precoz para el resto de patologías.
En este sentido, a partir de los 45 años, o de los 40 si hay antecedentes familiares de tumores, es aconsejable una ecografía anual de la zona del abdomen y la pelvis, un análisis de orina y otro de PSA. Este último análisis consiste en la determinación del antígeno prostático específico en sangre (PSA), una proteína producida por la próstata cuya presencia en la sangre se incrementa si existe una lesión prostática.
Síntomas de alarma
El organismo suele alertar de que algo va mal mediante una serie de síntomas. A partir de los 50 años, los hombres deben estar atentos a la disminución del chorro de la orina y al aumento de la frecuencia miccional, evidencias de una posible hipertrofia de la próstata.
Si aparece sangre en la orina, conviene acudir al urólogo pues es preciso descartar la existencia de una lesión en la vejiga. Los cólicos renales se caracterizan por un dolor fuerte en un costado que se irradia hacia la zona genital.
Gaspar Ibarluzea
Especialista en Urología de IMQ