El aquagym adapta al medio acuático el trabajo físico que se realiza en tierra, con la ventaja de la ingravidez que aporta. Se suele llevar a cabo en piscinas de poca profundidad (de 1,20 a 1,50 metros). Inicialmente se dirigió a personas con lesiones musculares, óseas o articulares, y también a gente de avanzada edad, pero con el tiempo se ha extendido por sus magníficos beneficios para el organismo y su componente dinámico y muy divertido, que hacen que sea un deporte único. Especialmente indicado para problemas de sobrepeso, procesos de rehabilitación o recuperación, lesiones traumatológicas, dolores de espalda y problemas de movilidad y estabilidad articular en rodillas y tobillos, también es un ejercicio muy indicado para mujeres embarazadas.
Con el aquagym se mejora la condición física general, se trabajan diferentes grupos musculares de forma específica y se alternan ejercicios de la parte superior, media (oblicuos y abdominales) e inferior del cuerpo. Todo ello favorece la circulación sanguínea, la corrección postural, el desarrollo de la musculatura, la educación respiratoria y la relajación. Además, ayuda en la flexibilidad y la resistencia, mejora el sistema cardiovascular, proporciona mayor resistencia al estrés y previene el dolor de espalda.
¿En qué consiste una sesión de aquagym?
Las sesiones deben estar estructuradas en cuatro bloques principales:
- activación o fase de calentamiento, que ayuda a pasar de una fase pasiva a una activa, aumentando gradualmente la temperatura corporal y la frecuencia cardiaca y adecuando los músculos, tendones, articulaciones… al nivel deportivo que se desea alcanzar;
- el bloque aeróbico, con una mayor activación en la que será de gran importancia mantener el control de la respiración y de la frecuencia cardiaca;
- la vuelta a la calma de forma regresiva
- finalmente, estiramientos y relajación.
En cuanto a la frecuencia, lo ideal sería de 3 a 5 días a la semana, mientras que la intensidad ha de ser de 55 a 65%-90% de la frecuencia cardiaca máxima (Hrmax) o de 40 a 50%-85% de la reserva del consumo máximo oxígeno (VO2R). Los valores de intensidad más bajos, 55- 65% de Hrmax o 40-49% de VO2R, son más adecuados para personas en baja forma.
El tiempo por sesión ha de ser de entre 20 y 60 minutos continuos o intermitentes. Así, la actividad de baja intensidad debería ejercitarse durante 30 minutos o más, mientras que las personas con un entrenamiento de alta intensidad deberían entrenar 20 minutos como mínimo.
Pablo Aranda
Especialista en Medicina Deportiva de IMQ