Los episodios de atragantamiento en niños pequeños son una de las causas de muerte accidental más comunes en la infancia, por detrás de los accidentes de tráfico y los ahogamientos. La mayor incidencia se da en niños y niñas menores de 5 años y, sobre todo, en menores de 2 años, con predominio de varones.
Se habla de atragantamiento cuando un cuerpo extraño se introduce en la vía respiratoria, impidiendo la normal entrada y salida de aire a los pulmones. Cuando esto ocurre, el niño suele llevarse las manos al cuello, no puede hablar, se pone morado o tose intensamente por lo que debemos estar atentos a estos síntomas.
Prevención del atragantamiento en niños
La prevención es fundamental y, a este respecto, conviene recordar lo siguiente: la mayoría de casos de atragantamiento en niños se producen comiendo o jugando, momentos en los que se debe prestar especial atención.
Debemos evitar la ingesta de alimentos duros y de pequeño tamaño, al menos hasta los 5 años, tales como los frutos secos o caramelos duros. Entre el 60% y el 80% de los casos de atragantamiento se producen por alimentos tales como frutos secos, aceitunas, uvas, cerezas, trozos de zanahoria o salchicha y palomitas.
Sin embargo, no debemos prescindir de alimentos importantes en la dieta de los niños/as. Por ejemplo, las uvas, cerezas, aceitunas, tomates cherry y demás frutos redondos y pequeños deben partirse en cuartos; y otros, como la manzana y la zanahoria, debemos cortarlos longitudinalmente para reducir el riesgo de atragantamiento.
Es importante enseñar a los niños a masticar bien los alimentos desde muy pequeños y un adulto debe supervisarlos mientras comen. Los niños deben estar sentados durante la comida.
También se debe evitar que los niños jueguen con piezas pequeñas, como bolas, canicas, y monedas, así como con globos y guantes de látex.
Actuación (niño consciente)
La actuación ante un caso de atragantamiento debe ser inmediata. La Asociación Española de Pediatría, en su guía online de seguridad para familias, da importantes recomendaciones que deberían ser conocidas por toda la sociedad.
Si el niño tose con fuerza, no debemos intervenir y sí animarle a toser. No debemos golpearle la espalda ni intentar sacar el objeto a ciegas.
Si el niño está consciente pero tiene tos débil, no puede hablar y respira con dificultad debemos iniciar los siguientes pasos:
- Observar la boca y si el objeto es visible, intentar extraerlo con cuidado de no empujarlo hacia adentro.
- Si no se ve nada o no se puede extraer, se han de dar cinco golpes en la parte alta de la espalda del niño (entre los omóplatos).
- Si no hay mejoría y no se ha expulsado el objeto, se han de realizar cinco compresiones torácicas (justo debajo de la línea que une ambos pezones) en niños por debajo de un año, o compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich) en niños mayores del año. Esta maniobra se realiza colocándose por detrás del niño y pasando los brazos por debajo de sus axilas. Se coloca una mano cerrada en puño en la boca de su estómago, entre el esternón y el ombligo, se sujeta el puño con la otra mano y se realiza una presión fuerte dirigida hacia atrás y arriba.
- Estos ciclos de cinco golpes en la espalda y compresiones torácicas o abdominales deben repetirse hasta que se expulse el objeto, el niño respire mejor o pierda la conciencia.
Actuación (niño inconsciente)
Si el niño pierde la conciencia, hay que actuar como ante una parada cardiorrespiratoria:
- En primer lugar se ha de llamar al 112 para pedir ayuda.
- Poner al niño sobre una superficie dura y comprobar si se ve un cuerpo extraño en su boca. Si se ve, se ha de intentar extraer si es accesible, con un dedo en forma de gancho.
- A continuación, hay que abrir la vía aérea del niño, colocando una mano en la frente y, con la otra mano, tirar de la barbilla hacia arriba, de manera que quede abierta la boca.
- Comprobar la respiración (se puede acercar la mejilla a su boca para sentir aire exhalado, u oír ruidos respiratorios; también se pueden ver los movimientos del tórax y abdomen).
- Si respira, hay que colocar al niño de lado, para mayor seguridad, en la conocida como ‘posición lateral de seguridad’.
- Si no respira o existen dudas de que respire con normalidad, se han de realizar cinco ventilaciones boca a boca, sellando con la boca del adulto la boca y nariz del niño (cuando es muy pequeño) o pinzando su nariz y exhalando el adulto sobre su boca.
- Tras las cinco respiraciones boca a boca, si no hay resultados, se comienza también con las compresiones torácicas, en ciclos de dos respiraciones seguidas de 30 compresiones torácicas. Las compresiones torácicas se realizan con dos dedos en lactantes y con el talón de la mano en niños, situándolos en el tercio inferior del esternón y deprimiendo un tercio del pecho.
Es importante conocer las maniobras descritas anteriormente, sobre todo si se convive con niños y niñas, ya que cuando se producen episodios de atragantamiento en niños, éstos son repentinos y de mucha urgencia, pudiendo llegar a un desenlace fatal en cuestión de minutos.
Especialista en Pediatría del centro médico IMQ Amárica