Dermatólogo en el Centro Médico IMQ Barakaldo
El cáncer de piel es un tema que aparece con frecuencia en los medios de comunicación y que, debido a su elevada incidencia, causa preocupación en la sociedad.
Qué es el cáncer de piel
El término cáncer de piel incluye distintos tipos de carcinomas de características y evolución muy diferente. Los tres tipos principales son el carcinoma basocelular, el carcinoma epidermoide y el melanoma.
En los medios se habla con mayor frecuencia sobre el melanoma ya que, a pesar de representar menos del 7% de los cánceres de piel, es el responsable del 65% de las muertes por cáncer cutáneo. Gracias a las campañas de concienciación sanitaria, la gente consulta antes y se ha logrado detectar y tratar los melanomas en estadios más tempranos, cuando el pronóstico es aún muy bueno con una tasa de supervivencia superior al 90%.
No obstante, el más frecuente de todos los cánceres de piel es el carcinoma basocelular, el cual los dermatólogos diagnosticamos a diario. El aspecto puede variar desde una herida que no cura hasta una lesión sobreelevada en la piel de color habitualmente rosado, y aparece con mayor frecuencia en zonas que han estado expuestas al sol. Se trata de una lesión localizada exclusivamente en la piel y cuanto antes se diagnostique, menor será la complejidad de la cirugía para curarlo.
Por este motivo, ante la aparición de una herida en la piel que no cure o de una mancha sospechosa, el paciente debe consultar con el dermatólogo, que cuenta con la formación y los conocimientos específicos para la detección de las lesiones malignas y su correcto tratamiento.
Cómo prevenir el cáncer de piel
Debido a que la radiación solar ultravioleta está relacionada con la aparición de los cánceres de piel más frecuentes, es esencial tomar medidas para evitar sus efectos nocivos. Es especialmente importante evitar las quemaduras solares durante la infancia, ya que se relacionan con un aumento estadístico del melanoma en la edad adulta. Para esto se recomienda el uso de cremas fotoprotectoras de factor 50 o superior y de barreras físicas (camiseta, gorra, gafas de sol).
Además, se debe extremar la precaución en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es más intensa.
Las personas de piel y ojos claros deben tener especial cuidado porque son más sensibles a la radiación ultravioleta y tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de piel.
En el caso de los hombres es muy recomendable el uso de gorra o sombrero desde que comienzan las primeras señales de calvicie, ya que aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel en esta localización.
Cuándo consultar al dermatólogo
Como conclusión, aparte de recordar las medidas de protección para evitar quemaduras solares, conviene insistir en la importancia de la autoexploración periódica de la piel. Si se identifica una lesión pigmentada (similar a un lunar) de reciente aparición que crece, presenta áreas de distinto color o bordes irregulares se debe consultar con el dermatólogo.
Así mismo, en caso de observar una herida en la piel que no se cura, especialmente en zonas expuestas al sol, también se debe consultar. El diagnóstico temprano y un tratamiento precoz de la lesión maligna hace que el pronóstico sea excelente en la mayoría de los casos.