Oftalmólogo en el Centro Médico IMQ Teknia I Irún
La operación de miopía se basa en varias técnicas que se han perfeccionado a lo largo de los años. Su principal ventaja es que evita el uso de gafas o lentillas, ya que proporciona una excelente visión a las personas con astigmatismo, miopía, hipermetropía o presbicia. Si quieres conocer mejor esta cirugía, este post te interesa.
¿Qué es la cirugía refractiva y en qué casos es recomendable?
Se trata de la intervención quirúrgica de la córnea, la capa trasparente que conforma la parte anterior del ojo. Al modificar su morfología, es posible compensar los defectos de refracción.
Es una intervención rápida (solo hacen falta unos minutos para cada ojo) y ambulatoria en la que se emplean unas gotas de anestesia local. Además, la recuperación visual se produce en pocos días.
¿Cuándo es recomendable?
La corrección de los defectos de refracción está indicada en pacientes con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años, y dioptrías estables con una graduación que se encuentre por debajo de 7.
En este sentido, es importante destacar que el uso constante de pantallas ha incrementado la miopía en los adolescentes. En respuesta a este problema, se ha iniciado en Euskadi la campaña "Ver para aprender".
En la actualidad, los equipos que se emplean en la oftalmología moderna son altamente sofisticados. Gracias a estos avances, es posible realizar mediciones muy precisas de los parámetros relacionados con la anatomía ocular y sus funciones. De hecho, para cualquier intervención refractiva es preciso determinar con la máxima exactitud la agudeza visual con el número de dioptrías y la presión intraocular.
También es necesario revisar el estado de la córnea sobre la cual se realizará la cirugía. En este caso, se determinan la curvatura y el grosor, levantando un mapa de la superficie.
Con la evaluación denominada histéresis corneal, se mide su elasticidad y resistencia. Además, hay que hacer un reconocimiento completo (incluida la retina) para asegurarse de que los ojos están sanos.
La intervención
El día que se lleve a cabo la cirugía refractiva se ha de consumir una comida ligera, evitar las bebidas estimulantes y acudir acompañado. Antes de iniciarla, se administra un tranquilizante y se colocan gotas anestésicas en los ojos.
El procedimiento se efectúa primero en un lado y luego en el otro, para lo cual es preciso que el paciente colabore y fije la vista en el equipo. Una vez finalizada la intervención, no es necesario cubrir los ojos, pero sí es conveniente mantenerlos cerrados la mayor parte del tiempo.
También se debe evitar la exposición a la luz y los esfuerzos. Durante varios días hay que seguir las indicaciones del oftalmólogo relacionadas con los cuidados y medicaciones.
Técnicas utilizadas
Según las características de los ojos, la edad del paciente y sus preferencias personales, el especialista determinará cuál es la técnica más adecuada.
LASIK (laser-assisted in situ keratomileusis)
El corte para levantar el flap corneal se hace con un micro queratomo, mientras que el resto del procedimiento se aplica el láser excímer en la superficie corneal descubierta para moldearla.
ASA (advanced surface ablation)
Se trata de una técnica que incide directamente en la superficie corneal, sin necesidad de levantar un flap, lo que en algunos casos puede debilitar la córnea. El paso previo es eliminar el epitelio superficial antes de modelar la córnea. Después, se coloca una lentilla durante varios días hasta que se reepitelice la córnea.
Contraindicaciones y riesgos
Si el paciente ha sido adecuadamente seleccionado y estudiado, es difícil que aparezcan complicaciones. En algunos casos aislados, el proceso de cicatrización de la córnea deja un defecto de refracción residual. Cuando esto sucede, es posible reintervenir para corregirlo.
Después de la cirugía, la mayoría de los pacientes perciben halos alrededor de los focos luminosos, circunstancia que suele desaparecer después de unas pocas semanas. Lo mismo sucede con la secreción lagrimal, que puede ser escasa los primeros días del posoperatorio. Esto se puede compensar de forma transitoria con el uso de lágrimas artificiales.
Riesgos asociados a la intervención
A pesar de tratarse de procedimientos muy seguros, en algunos casos muy infrecuentes se presenta una infección corneal o inflamación de la parte anterior del ojo. Por otro lado, el desprendimiento de retina es una complicación seria y más frecuente en pacientes mayores de 40 años cuando las dioptrías son elevadas. Por último, el debilitamiento de la córnea con la consiguiente deformación se llama ectasia corneal y es otra consecuencia muy rara de las cirugías refractivas.
La operación de la miopía y de otros defectos de refracción es relativamente sencilla, eficaz y presenta muy pocas complicaciones. Las claves del éxito son una buena evaluación previa y la selección de la técnica quirúrgica más adecuada en cada caso.