La incidencia de la cardiopatía isquémica (enfermedad ocasionada por la arteriosclerosis de las arterias coronarias), aumenta con la edad. De ahí la importancia de cuidar el corazón a partir de los 65 años. Más del 90% de las muertes por infarto en España acontecen, de hecho, a partir de esta edad. La probabilidad de sufrir un infarto se multiplica por diez a partir de los 75 años y por veinte en el caso de las mujeres con lo que el envejecimiento de la población hace prever un aumento de esta patología.
Para cuidar el corazón existen varios pilares que no debemos descuidar, sobre todo cuando sobrepasamos los 50 años. Uno de ellos es el ejercicio regular ya que el corazón necesita entrenamiento de manera habitual. Sencillas medidas como realizar alguna actividad física una hora durante tres días por semana disminuye un 15% el riesgo de cardiopatía isquémica. Caminar, nadar o ejercicios tipo pilates son adecuados para entrenar el corazón en la edad adulta ya que son deportes con bajo impacto para los huesos. Además, es recomendable llevar una vida activa en nuestro día a día, como caminar en lugar de ir en coche, subir las escaleras en vez de coger ascensor, bajar una parada antes del metro…
Alimentación para cuidar el corazón
Junto con el ejercicio, la alimentación es el otro elemento que tenemos para luchar contra este tipo de enfermedades. En las personas mayores las arterias coronarias se vuelven rígidas y especialmente sensibles a obstruirse por acumulación de colesterol –sobre todo a partir de los 65 años en que se sufre un engrosamiento de las paredes de estos vasos y cierta rigidez que favorece la presión arterial– con lo que una dieta baja en grasas es fundamental para evitarlo. Embutidos, bollería industrial y huevos son, por ejemplo, alimentos con un alto contenido en colesterol y hay que limitar su ingesta. Por el contrario, frutas, verduras y legumbres son alimentos saludables para el corazón. No podemos olvidarnos tampoco del efecto que tiene la sal en nuestra tensión arterial, en especial en el colectivo de personas mayores, por lo que es bueno adquirir cuanto antes el hábito de que nuestra dieta sea baja en sal.
Asimismo, para combatir la tendencia natural de ganar peso que aparece con la edad, debemos cuidar la forma en que cocinamos los alimentos, siendo recomendable hacerlo al vapor o a la plancha. En caso de usar aceite, el de oliva es preferible frente al girasol. Se recomienda cumplir con cinco comidas diarias no muy copiosas y variadas en las que tomemos cinco raciones de fruta o verdura al día, en concreto, una ración de fruta o verdura en todas las comidas que realicemos.
Por otro lado, los productos que se venden como alimentos funcionales (para regular el colesterol, o con omega3) pueden ayudar ligeramente en casos de hipercolesterolemia leve o límite, pero siempre deben ir acompañados de una dieta equilibrada y de la medicación prescrita, si es necesaria. Existen otros programas específicos que sirven para controlar los factores de riesgo de este tipo de enfermedades en nuestra comunidad, algunos enfocados al colectivo de personas mayores. En concreto, miden la tensión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre, en una periodicidad que estará marcada por las necesidades de cada paciente.
El tabaco, gran enemigo del corazón sano
Aunque los efectos nocivos del tabaco son de sobra conocidos no está de más recordar también que daña las paredes arteriales y favorece la formación de coágulos que obstruyen las arterias coronarias por lo que es fundamental no iniciarse en ese hábito o abandonarlo cuanto antes. Podrían evitarse hasta un 20% de los casos de cardiopatía isquémica dejando de fumar. Hoy día existen numerosos tratamientos que aumentan la tasa de éxito en caso de querer lograr ese objetivo con ayuda de nuestro médico de familia.
Dra. Ainhoa Rubio
Especialista en Cardiología de la Clínica IMQ Zorrotzaurre