Especialista en Dermatología de IMQ
El flushing facial o rubor involuntario es un fenómeno de enrojecimiento y calor que puede representar una reacción fisiológica o patológica. Cuando el rubor es atípico se debe realizar un estudio exhaustivo para descartar ciertas enfermedades importantes. Generalmente afecta a la cara, orejas, cuello y zona alta del tórax. Los vasos sanguíneos más superficiales se dilatan por una orden del sistema nervioso y se visualiza como enrojecimiento cutáneo.
Fue descrito por primera vez en 1839 por Thomas Henry Burgess identificándolo como una característica únicamente humana “diseñada por el creador para que el alma tuviera el poder soberano de mostrar en las mejillas las múltiples emociones internas de los sentimientos morales”. No fue hasta 1980 cuando se empezó a conoces los mecanismos fisiopatológicos y su implicación en algunas enfermedades.
Causas del flushing facial
Dentro de las causas benignas para que este mecanismo se desencadene están:
- cambios de temperatura
- emociones
- agentes externos como, por ejemplo, el alcohol o el picante.
Este tipo de flushing afecta predominantemente a las mujeres. Si impactan de forma importante en la calidad de vida y se cumplen ciertos criterios pueden tratarse con fármacos, pero el resultado suele ser mediocre, sobre todo en la causada por las emociones.
Flushing y rosácea
En cuanto a las enfermedades que se acompañan por flushing o rubor, la más común es la rosácea. Se trata de una condición inflamatoria muy frecuente en la población general. La rosácea con rubor perpetuado en el tiempo puede generar ciertos cambios cutáneos como son las telangiectasias (vasos sanguíneos visibles).
El manejo de la rosácea se realiza con tratamientos tópicos (cremas), láser para eliminar telangiectasias o cuperosis, protección solar y evitar factores desencadenantes para los casos leves. Se puede utilizar medicación sistémica (oral) para los casos más graves o resistentes.
Debemos remarcar que estas características pueden ser especialmente estigmatizantes ya que se suelen asociar con el consumo abusivo de alcohol cuando en la inmensa mayoría de los casos no tiene relación alguna.
Además de la rosácea existen otras enfermedades más raras asociadas como el hipertiroidismo o el síndrome de dumping.
En aquellos casos en el que flushing afecte a la calidad de vida del paciente o es especialmente intenso se debe consultar al dermatólogo/a para realizar un buen diagnóstico y tratamiento.