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Glaucoma, cómo prevenir la ‘ceguera silenciosa’

Cómo prevenir el glaucoma

El glaucoma se desencadena por distintas causas, pero la más importante a día de hoy, porque es la que se puede tratar, es el aumento de la presión intraocular, que se considera también un factor de riesgo para su aparición. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  el glaucoma afecta a más de 60 millones de personas en todo el planeta y a casi un millón en España.

Actualmente, el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo desarrollado y su carácter asintomático hace que la mitad de quienes la padecen no sean conscientes de ello. Desafortunadamente, el glaucoma crónico de ángulo abierto, que es la forma más frecuente, no da ninguna señal de alarma hasta fases muy avanzadas, en la que los pacientes pueden notar dificultades en su vida cotidiana por la reducción de su campo visual, hasta llegar en la fase final a lo que se conoce como visión en cañón de escopeta. Por todo ello, al glaucoma se le conoce como la ‘ceguera silenciosa’.

Principales factores de riesgo del glaucoma

Los principales factores de riesgo del glaucoma son:

  • Presión intraocular.
  • Antecedentes familiares: cuando existen familiares de primer grado que presentan glaucoma, el riesgo de padecer la enfermedad es más alto, aunque no existe un patrón claro de herencia, pues parecen estar implicados diferentes genes.
  • Edad superior a 40 años: es cuando se produce la mayor incidencia, que va creciendo hasta multiplicarse a partir de los 60.
  • Otros factores de riesgo: existencia de miopía o diabetes y ser de raza negra y asiática.

Tratamiento del glaucoma

Debido a su carácter asintomático en la mayoría de los casos, es fundamental realizar controles periódicos a partir de los 40 años. Una vez detectado, el tratamiento puede dividirse en tres niveles: médico, láser y quirúrgico.

  • Médico: consiste en la aplicación de gotas de colirio en el ojo que busca disminuir la presión ocular. Hoy en día, estos tratamientos son altamente eficaces, cómodos de administrar y generalmente bien tolerados. El principal problema es la falta de seguimiento por parte de los pacientes debido a su carácter asintomático e, inicialmente, poco incapacitante, así como a una inadecuada técnica de administración.
  • Láser: el tratamiento con láser tiene un papel importante en el caso del glaucoma por cierre angular, y quizá es menos utilizado de lo que se podría en el de ángulo abierto.
  • Quirúrgico: la cirugía pretende facilitar la salida del humor acuoso, un líquido que rellena el segmento anterior del ojo, disminuyendo la presión ocular con técnicas cada vez más seguras y eficaces.

Glaucoma

 

 

Dr. Jesús Alberto Martínez Compadre
Especialista en Oftalmología de IMQ

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