Pediatra en el Centro IMQ Colón
La plagiocefalia (cráneo oblicuo en griego) posicional o postural es una deformidad en la cabeza del bebé que, en la mayoría de casos, surge por la presencia constante de presión sobre el cráneo, muy maleable en los más pequeños. Dicha presión se produce cuando los niños y niñas permanecen largos periodos de tiempo con la cabeza en una misma posición al dormir o estar acostados.
Al final, la cabeza termina por presentar una forma asimétrica con algunas zonas planas. Cuando la afectación es bilateral por la presión continua, sin preferencia de costado, el cráneo adopta una forma que se llama braquicefalia (aplanamiento de toda la parte posterior de la cabeza).
Aunque esta patología puede impactar visualmente y alarmar a los padres y madres, la plagiocefalia posicional no produce ninguna alteración neurológica y, salvo que haya algún síndrome asociado a la misma, se trata de una alteración meramente estética.
Este tipo de plagiocefalia suele aparecer durante los primeras semanas y meses de vida y puede diagnosticarse de forma rápida. Actualmente, se calcula que entre un 8 y un 15% de los menores de seis meses pueden presentar alguna forma leve de la misma.
¿Por qué se produce?
La principal causa de origen, como ya se ha mencionado, es que el niño o niña permanezca mucho tiempo con la cabeza en una misma postura a la hora de dormir, estar acostado en su cuna, etc. De hecho, desde que en los años 90 entró en vigor la recomendación de acostar a los niños en decúbito supino (boca arriba) para prevenir la muerte súbita, este tipo de deformaciones han ido en aumento.
En una menor proporción, los niños pueden nacer ya con este tipo de alteraciones por posiciones fetales prolongadas; partos con fórceps, ventosas; gran tamaño, etc. Además, también puede darse un origen mixto, es decir, bebés que nacen con una asimetría craneal originada en el parto o en el útero, que empeora por una postura mantenida durante los primeros días y semanas de vida.
Factores de riesgo
Existen tres factores de riesgo que pueden propiciar la aparición de la plagiocefalia y, por ello, habrá que prestarles especial atención. Estos serían:
- Prematuridad: los huesos de los bebés nacidos prematuros son más moldeables y, además, tienden a mover menos la cabeza.
- Tortícolis congénita (de nacimiento): una alteración en la alineación del cuello que hace que la cabeza se posicione hacia un mismo lado de manera continua.
- Hacinamiento en el útero: el feto permanece largos periodos de tiempo en la misma posición. Esta situación puede encontrarse en embarazos múltiples o úteros que presenten alguna malformación.
¿Cómo puede prevenirse?
Ahora bien, los padres pueden aplicar ellos mismos, siempre tras la consulta y con la guía de un profesional, una serie de medidas para corregir o prevenir la alteración. Algunas de las más destacadas serían:
- Incorporar juegos. Cuando los bebés estén despiertos y siempre bajo vigilancia, colocarlos en posición de prono (boca abajo), al menos una hora al día (media hora por la mañana y media por la noche).
- Nueva ubicación para la cuna. Los bebés colocan su cabeza hacia aquellos lugares en los que escuchan ruidos.
- Cambios durante el sueño. Mientras el niño duerme en supino, ir cambiando el lado de apoyo de su cabeza.
- Silla adecuada. Evitar todo lo posible los cabezales demasiado ajustados que puedan ejercer presión.
- Coger en brazos. Aupar con frecuencia al niño o niña para reducir el tiempo que permanecen tumbados.
Tratamiento
En aquellos casos en los que la plagiocefalia surja y no se corrija, se llevará a cabo un tratamiento escalonado. En primer lugar, se emplearán medidas fisioterapéuticas con posicionamientos de cabeza activos y diversos ejercicios. En caso de que estas medidas no sean efectivas, se valorará un tratamiento ortésico Se utiliza un casco que aplica presión moderada sobre el cráneo y evita el apoyo de la cabeza en la zona deformada. En casos extremos, circunstancia que no debería producirse, se optaría por la cirugía como último recurso.