Responsable del Centro de Medicina Deportiva de IMQ Zorrotzaurre
El deporte es una actividad cada vez más demandada y necesaria en la sociedad actual. Es de sobra conocido que ofrece grandes beneficios para la salud, tanto desde el punto de vista físico como psicológico, lo que hace que las autoridades lo tengan en cuenta a la hora de favorecer su práctica incluso en la situación actual de pandemia.
La práctica de deporte, no obstante, tiene dos enormes inconvenientes en la transmisión de Covid-19: el contacto y cercanía física entre las y los deportistas y el elevado incremento de la ventilación pulmonar, aunque también es cierto que esto presenta muchas diferencias entre las diferentes modalidades.
Contacto físico y ventilación pulmonar
Algunos deportes, sobre todo los de lucha y los de equipo, tienen un estrecho contacto entre los deportistas, tanto en entrenamiento como en competición, que favorece la propagación de la infección entre los portadores sintomáticos o asintomáticos. Además, aunque es menos conocido, cada vez hay mayor conciencia de que el incremento de la ventilación pulmonar por el esfuerzo, es decir, el aire que es inhalado y exhalado en cada respiración es muy grande. Concretamente, de los 6-7 litros que ventilan los pulmones en reposo, se puede pasar a ventilar 100-150 litros por minuto en esfuerzo intenso, hasta 200-250 litros por minuto que ventila un deportista de alto nivel en esfuerzo máximo.
Esta situación supone que un recinto cerrado puede recibir cientos de litros de aire de varios deportistas que estén entrenando, que vuelve a ser utilizado por ellos mismos. Con lo que, si uno de esos deportistas es portador, con toda probabilidad, contagiará a alguno o a todos sus compañeros/as.
Por otro lado, este problema disminuye muchísimo en el deporte al aire libre y sobre todo en deportes que no implican contacto entre sus participantes.
En Euskadi la normativa nos dice que el deporte solo se puede realizar de manera individual o con convivientes, que el uso de mascarilla es obligatoria para cualquier deporte en entornos urbanos, que las clases en gimnasios o cursos han de ser máximo de 6 personas y con mascarilla y que está prohibido andar en bici o correr en grupo.
Si bien de manera genérica se puede entender que es correcto, cabe destacar que el uso de mascarilla en la práctica deportiva individual en entornos abiertos sin aglomeraciones no tiene un riesgo aumentado de contagiar ni de ser contagiado, no así en sitios cerrados donde es uso de mascarilla en situaciones de mala ventilación podría ser incluso insuficiente.
La mascarilla ideal para la práctica deportiva
A la hora de elegir la mascarilla ideal para la práctica deportiva hay que buscar aquella que permita respirar lo mejor posible y que limite la salida de aerosoles al exterior. En este sentido la más adecuada puede ser la quirúrgica, con el hándicap de que se humedecen con el sudor y las respiraciones profundas con cierta rapidez y pierden toda su efectividad, por ello es mejor utilizar mascarillas deportivas de tejidos impermeables y lavables que hacen el mismo efecto, pero están preparadas para soportar el sudor y las respiraciones profundas, aunque es importante que todo el grupo de deporte en lugares cerrados las utilice correctamente. En deporte al aire libre son, si cabe, más eficaces porque ventilan más y se humedecen menos.
En todo caso, se debe de elegir la talla adecuada y que se ajuste bien a la cara para que sean eficaces.
En el lado contrario se encuentran las mascarillas tipo FFP2 que, si bien pueden ser las más indicadas para el uso del día a día sobre todo en lugares cerrados para evitar contagiarse y ser contagiados, no son recomendables para la práctica deportiva porque limitan mucho la correcta respiración y el intercambio de gases por acumular dióxido de carbono en su interior si quedan bien ajustadas, lo que se acentúa en la práctica deportiva.
En principio el uso de mascarillas para ciclismo o correr de manera individual en lugares abiertos sin aglomeraciones —si bien no está contraindicado desde el punto de vista médico— resulta innecesario por el ínfimo riesgo que representa el contagio en esas situaciones.
Los y las deportistas profesionales se encuentran exentos de la utilización de mascarilla y también aquellos y aquellas que vayan al monte, siempre que no haya aglomeraciones de gente.
Sentido común
En resumen, y no solo para la práctica deportiva sino para todas las actividades de la vida diaria, lo importante es el uso del sentido común. Si nos encontramos en la calle, no hay aglomeraciones y no estamos en contacto un largo rato con otras personas de manera continua, la mascarilla puede ser prácticamente cualquiera —higiénica lavable o quirúrgica— ya que el riesgo es realmente muy bajo. Ahora bien, en aglomeraciones de gente, aunque sea en la calle, el uso de esas mascarillas es insuficiente. Sería recomendable el uso de FFP2, igual que en lugares cerrados, transporte público, hacer la compra, o cualquier otra situación que no sea al aire libre donde el riesgo aumenta de manera exponencial.
En la práctica deportiva es similar. El deporte en lugares cerrados, si no están bien ventilados, aumenta mucho el riesgo, lo que hace que sea imprescindible que todo el grupo utilice mascarillas y las utilice correctamente colocadas y sin retirar para nada, y cambiando de mascarilla tras cada sesión.
En la práctica de deporte individual al aire libre el uso de mascarilla, si no hay aglomeraciones, no es necesario desde el punto de vista médico. Y en caso de utilizarla, con una higiénica lavable o una quirúrgica es más que suficiente.