La extraordinaria emergencia sanitaria que estamos viviendo como consecuencia del coronavirus supone una amenaza para nuestra salud a nivel planetario. Al mismo tiempo, las medidas de cuarentena en casa y la crisis que está situación ha provocado ponen a prueba nuestra fortaleza mental y nuestra estabilidad social y económica. En momentos como este se hace más importante que nunca la capacidad de resiliencia. En este artículo hablaremos sobre qué es la resiliencia y cómo podemos trabajarla.
En general, los seres humanos dedicamos mucho tiempo, pensamientos y energía a organizar nuestras acciones y metas para planificar nuestras vidas y así conseguir cierta tranquilidad. Sin embargo, la vida va cambiando y a veces nos coloca ante situaciones que pueden ser difíciles de afrontar ya que pueden destruir no solo lo que ya habíamos construido, sino también lo que habíamos previsto para nuestro futuro.
¿Cómo nos enfrentamos a los eventos difíciles o traumáticos de la vida? La pérdida de un ser querido, la enfermedad y otras situaciones vitales pueden llegar a poner en crisis nuestra existencia y nuestro estado emocional. La capacidad de resiliencia nos permite adaptarnos y superar las adversidades de la mejor manera posible. Generalmente, todas las personas muestran algún grado de resiliencia y esta se puede desarrollar a través de ciertos procesos emocionales de tipo individual y relacional.
¿Qué se entiende por resiliencia?
La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, a un padecimiento o amenaza. Tener esta capacidad es algo común ya que la mayoría de nosotros mostramos superación ante los golpes duros de la vida. Esta capacidad se entiende como un proceso dinámico en el que influyen factores internos, familiares y sociales. El proceso resiliente nos permite sobreponernos a las adversidades propias de la vida y nos ayuda a seguir adelante en nuestro nuevo momento vital.
Ser una persona resiliente no significa que no se sienta angustia o dolor ante las malas experiencias. Negar o minimizar estas emociones puede en muchos casos conllevar a situaciones de mayor dificultad emocional, por lo que aceptar el momento de dolor y de incertidumbre es parte del proceso para que la persona logre un bienestar psicofísico a pesar de las adversidades.
La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las circunstancias y de las necesidades. De esta manera, las personas logran sobreponerse a las adversidades que les toca afrontar creando condiciones psíquicas que capturen y transformen el efecto traumático permitiendo desarrollar recursos psicológicos nuevos y desplegando potencialidades creativas personales y grupales.
¿Qué es el proceso resiliente?
Es un proceso de transformación a partir de una situación adversa. Se caracteriza por ser un momento de:
- Toma de consciencia sobre necesidades, capacidades y limitaciones.
- Aceptación de la vulnerabilidad.
- Potencialidad creativa.
- Aprendizaje de la experiencia vivida.
- Flexibilidad ante cambios o situaciones difíciles.
- Relativizar y ver con perspectiva el momento vital.
Este proceso resiliente en el ser humano se desarrolla desde los primeros momentos de vida, en la relación entre el bebé y las primeras figuras de cuidado y evolucionará constantemente en la relación entre el individuo, la familia y la sociedad. A lo largo de nuestra vida hay numerosos factores que determinarán este proceso:
Tipo de relaciones
Un apego seguro es la base para el proceso resiliente. Un marco relacional (familiar y social) estable y flexible permitirá una contención del individuo. Los grupos de confianza ayudan a neutralizar los estímulos amenazantes y nos aportarán sentimientos de amparo y seguridad en nosotros mismos. Aceptar la ayuda y el apoyo de las personas cercanas nos proveerá de sentimientos de afecto y de pertenencia.
Creatividad
La conciencia de que se está creando algo supone una alta estimulación positiva para cualquier persona. La creatividad permite tomar conciencia de aspectos de uno mismo desconocidos y puede fortalecer la autoestima. Asimismo, nos ayuda a descubrir otras maneras de pensamiento y acción alternativas para aprender que la vida puede ser experimentada de diversas formas.
Aceptar el cambio como necesario para la vida
Sin cambio no hay evolución y además, es inevitable. Aceptar la realidad nos obliga a modificar expectativas y deseos de vida, y asumir sentimientos de frustración y vulnerabilidad. Por otro lado, nos ayuda a centrarnos en las situaciones que sí son modificables.
Usar el humor para empoderarse
El humor nos permite rebelarnos ante la realidad, desdramatizándola y liberándonos de parte de su carga. El humor es un recurso muy valioso para tener una respuesta emocional satisfactoria y librarnos del estrés.
Andrés Mascaró
Psicólogo de IMQ-AMSA
En IMQ contamos con profesionales en Psicología que te pueden ayudar a superar momentos de sufrimiento psíquico. Entra y descubre todos los seguros de salud para disfrutar de un bienestar completo en todas las etapas de tu vida, y sigue al tanto de toda la información que te interesa en Canal Salud.