Jefe de Servicio de la Unidad de Urgencias de la Clínica IMQ Zorrotzaurre
Con el verano llegan posibles complicaciones relacionadas con el calor excesivo, los baños y las intoxicaciones alimentarias. Por eso, te ofrecemos algunos consejos para cuidar tu salud en verano y que nada amargue tus vacaciones.
Las altas temperaturas que se registran en ciertos días estivales pueden tener consecuencias negativas en nuestra salud en verano, principalmente en la de niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas. Por eso es muy importante estar bien hidratados, beber agua aunque no se tenga sed, evitar las horas más calurosas y permanecer en lugares frescos, a la sombra, con vestimenta adecuada. Asimismo, es conveniente comer de forma ligera y no probar el alcohol.
Peligros para la salud en verano: golpe de calor
El principal peligro de estar expuesto a estas condiciones extremas es sufrir un golpe de calor. Si aparecen síntomas como somnolencia, piel seca, vómitos o pulso débil es recomendable llamar a los servicios médicos. Mientras tanto, hay que ofrecer a la persona afectada agua si la tolera y ponerle paños mojados en la cabeza y el cuerpo para que le baje la temperatura.
El baño, siempre con precaución
En esta lista de riesgos asociados a esta época figuran los ahogamientos, que afectan sobre todo a niños y adolescentes. Es una realidad que debe poner a los padres en alerta permanentemente en los entornos acuáticos, en especial, en las piscinas privadas y también en las públicas, en los lagos y pantanos y en el mar.
Los baños, además, pueden presentar otro tipo de sobresaltos. Los cortes de digestión se producen por una diferencia muy brusca entre la temperatura corporal y la del agua. Por tanto, es mejor no hacer esfuerzos físicos intensos ni comidas copiosas antes de bañarse. Tras una espera razonable, se aconseja mojarse poco a poco para comprobar que el cuerpo va adaptándose a las nuevas condiciones térmicas. Si se nota malestar, dolor de cabeza, fatiga… hay que salir del agua inmediatamente y pedir ayuda.
Por su parte, las otitis son muy frecuentes en los niños; es conveniente no sumergirse en exceso y secar bien los oídos tras el baño con una toallita o con una gasa; si aparece dolor o secreción hay que consultar con el médico.
Tampoco se puede olvidar que en verano las medusas abundan en las playas. En caso de sufrir una picadura, hay que limpiar la zona con agua salada o suero fisiológico y retirar los restos del tentáculo con unas pinzas. También se puede aplicar frío para aliviar las molestias.
Cuidar la alimentación en verano
Respecto a la alimentación, la gastroenteritis es uno de los problemas más habituales debido a la ingesta de alimentos que han podido sufrir la ruptura de la cadena de frío o a que su manipulación no ha sido la correcta. Los primeros síntomas suelen ser diarrea, vómitos, retortijones abdominales… que, en ocasiones, evolucionan con fiebre y deshidratación.
Beber líquido y no comer productos sólidos durante las primeras horas suele ser suficiente, pero si no se produce una mejoría hay que acudir a un especialista.