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Varices vulvares: qué son y cómo tratarlas

varices vulvares
Dr. Juan Antonio Mieza Arana
Especialista en Ginecología y Obstetricia de IMQ

Las varices vulvares aparecen como consecuencia de los cambios que se producen durante el embarazo. Su presencia genera algunas molestias locales, pero, generalmente, revierten después y no causan mayores inconvenientes. Lee este artículo para conocer mejor el tema.

¿Qué son las varices vulvares y por qué se producen?

Al igual que sucede con las varices de las piernas, las que se observan en la vagina, la cara interna de los muslos, la vulva y el periné son dilataciones venosas. Se sienten como zonas abultadas y blandas, con un color azulado.

¿Por qué se producen?

A diferencia de las arterias, estos vasos no tienen una capa muscular en su pared, razón por la que son más elásticos y tienden a deformarse.

La gestación pasa por varias etapas en las que ocurren cambios fisiológicos y anatómicos, varios de los cuales se relacionan con las venas dilatadas. Se observan en hasta el 20 % de las embarazadas y aparecen a partir del quinto mes, cuando las siguientes modificaciones se acentúan:

  • Las hormonas ejercen una serie de cambios en las capas que componen las venas y provocan una acción vasodilatadora.
  • En la segunda mitad del embarazo, cuando el tamaño del útero aumenta significativamente, la presión dentro de la pelvis aumenta y dificulta la circulación.
  • El flujo de sangre en la zona pélvica aumenta.
  • La presión elevada en las piernas origina reflujos hacia la región genital.

Aunque suelen desaparecer después del parto (30 a 42 días después del parto), en algunas mujeres tienden a hacerse permanentes. Esto es más frecuente si hay varios embarazos seguidos.

¿Qué se puede hacer para combatirlas?

Como las dilataciones venosas en otras localizaciones, las de la región genital generan molestias como hinchazón, prurito/picor y sensación de pesadez. El doctor Javier Sánchez Abuin, cirujano vascular de Gipuzkoa, las define como venas que funcionan mal.

La alimentación en el embarazo debe ser saludable, rica en fibra y baja en sodio para evitar el estreñimiento, la retención de líquidos y el aumento excesivo de peso. Las consecuencias de una dieta inadecuada incrementan la presión intraabdominal y empeoran el malestar.

La pagofagia, o deseo incontrolable de comer hielo, afecta a algunas embarazadas. Para no dañar el esmalte de los dientes si te ocurre, es preferible comer helado. Además, puedes adoptar varias medidas para aliviar la situación:

  • Evita permanecer mucho tiempo sentada o de pie, ya que son posturas que favorecen la estasis venosa.
  • Caminar sin llegar a la fatiga ayuda a mejorar la circulación sanguínea.
  • Ejerce compresión en la zona con bragas o medias panty especialmente diseñadas para este problema.
  • Descansa en la cama, elevando la zona de las caderas con almohadas.
  • Si las relaciones vaginales son muy molestas, practica otros tipos de sexo.
  • Duerme sobre el lado izquierdo del cuerpo para reducir la presión sobre la vena cava.
  • Las compresas frías alivian la inflamación y las molestias.
  • Tomar de 10 a 12 vasos de agua al día favorece el flujo sanguíneo.

Existen factores que no pueden ser controlados, como la historia familiar de venas varicosas, pero otros sí pueden prevenirse. Por ejemplo, un índice de masa corporal previo a la gestación mayor del 25% es un factor predisponente, así como permanecer mucho tiempo de pie o sentada.

Manejo y tratamiento médico-quirúrgico.

Al principio mencionamos que las varices de la vulva y sus síntomas tienden a resolverse espontáneamente después de dar a luz. El proceso puede tardar unas seis semanas hasta que desaparezcan totalmente los factores que las producen.

Por lo tanto, durante la gestación es recomendable tomar medidas conservadoras como las descritas previamente y tratar los síntomas que resulten más molestos para la gestante.

Por otra parte, durante el parto las varices no representan ningún problema. Las hemorragias son poco frecuentes y, de cualquier manera, el sangrado sería exiguo y fácil de controlar, dada la baja presión de la circulación venosa. Su presencia no es un indicador para renunciar al parto natural y realizar una cesárea.

Sin embargo, en el caso de que las molestias continúen, el trastorno venoso podría cronificarse y desarrollar el síndrome de congestión pélvica (en ocasiones, ya existe pregestacionalmente). Quizá sea el momento de consultar al médico. El especialista en angiología y cirugía vascular es el encargado de los trastornos relacionados con la circulación.

Este cuadro clínico se debe al desarrollo de varices dentro de la pelvis, que genera congestión venosa con hipertensión y síntomas constantes. Se diagnostica mediante una ecografía Doppler transvaginal, abdominal y de los miembros inferiores. El objetivo es identificar y localizar compresiones, fugas y dilataciones. Entre los síntomas figuran:

  • Dolor sordo tras el embarazo, generalmente, unilateral y que dura más de seis meses.
  • La molestia empeora al final del día o después de tener relaciones sexuales y mejora al acostarse.
  • Hay sensación de pesadez en las piernas.
  • Ocasionalmente, aparece sangrado vaginal por ruptura de las varices.

El tratamiento se basa en la administración prolongada de antiinflamatorios no esteroideos y sustancias venotónicas. Si no hay mejoría, el procedimiento a seguir es bloquear la circulación quirúrgicamente en las venas dilatadas, ya que es eficaz para eliminar los síntomas.

Dependiendo de qué esté causando la inflamación de esas venas y si existen otras venas afectadas tanto en la pelvis como en las extremidades inferiores, potenciales tratamientos a emplear son los siguientes:

  1. Escleroterapia: es más comúnmente empleada en las varices vulvares y consiste en inyectar soluciones líquidas o espumas dentro de las venas afectadas para provocar su cicatrización, cierre y desaparición.
  2. Flebectomía: es un procedimiento a través del cual, mediante pequeñas incisiones, se extirpan las venas afectadas.
  3. Ligadura vascular: es similar a la anterior, pero se extirpan segmentos de las venas afectadas.
  4. Embolización: se trata de una técnica que utiliza catéteres endovasculares para inyectar materiales que bloqueen el flujo de sangre a una determinada área anatómica. Se utiliza para tratar vasos de gran calibre como la vena ilíaca izquierda (síndrome de May-Thurner) o la vena ilíaca derecha (síndrome de Nutcracker).

El tratamiento a llevar a cabo deberá ser discutido con el especialista vascular para optar por el más adecuado para cada paciente.

Las varices vulvares son, por lo tanto, consecuencia de los cambios anatómicos y fisiológicos del embarazo. Resultan molestas, pero no representan peligro alguno y, por lo general, revierten en seis semanas. No obstante, su persistencia podría indicar que se trata de un síndrome de congestión pélvica y es necesario acudir a un especialista en angiología y cirugía vascular.

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