Especialista en Psicología del Centro Médico IMQ Abendaño
La adicción a los videojuegos es un tema cada vez más relevante. De hecho, reconocidas instituciones de salud la han clasificado como una patología. Aunque no todos los jugadores son adictos, a veces hay una repercusión en el autocontrol, lo que es particularmente preocupante en los niños, como verás a continuación.
Adicción a los videojuegos
Para comprender la adicción, es necesario hablar un poco del sistema de recompensa, una estructura cerebral que se activa frente a determinados estímulos y produce placer y bienestar. Su asiento anatómico son las neuronas, las cuales utilizan la dopamina como neurotransmisor y conectan el sistema límbico y el mesencéfalo.
Tiene una función adaptativa, ya que los estímulos generadores de placer se relacionan con la supervivencia del individuo y de la especie, como son comer o mantener relaciones sexuales. En nuestro contexto civilizado, también es activado por experiencias gratificantes, como presenciar un espectáculo.
¿Cómo se produce la adicción?
El sistema de recompensa es exclusivo de los mamíferos y tiene repercusiones en el aprendizaje y en la motivación, que se enfocan en conseguir los estímulos. Sin embargo, procurarlos de manera incesante lleva a repetir conductas que, al establecerse, terminan en la adicción.
Los estímulos pueden ser naturales, como el sexo y la comida, o artificiales, como las drogas, las compras o los videojuegos. El Departamento de Salud del Gobierno Vasco mantiene varios programas relacionados con la prevención de las adicciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el Trastorno por Uso de Videojuegos en el grupo de las adicciones, dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), en el 2019. Allí se describe como un patrón de conducta persistente que se acompaña de malestar y un deterioro significativo del control sobre esa actividad durante al menos un año.
¿Qué riesgos entraña en los jóvenes?
El empleo mesurado de este entretenimiento sirve para desarrollar varias capacidades y estimular los diferentes tipos de memoria. Por consiguiente, no es el juego en sí lo perjudicial, sino la relación que se establece con él.
En muchos casos, convergen factores que incrementan el riesgo de sufrir una adicción. Por ejemplo, algunos juegos en los que se usa el azar representan un mayor atractivo para que se produzca el “enganche”.
Además, si la afición por los videojuegos en niños y adolescentes coincide con algunas particularidades, como la personalidad dependiente, es más probable desarrollar adicciones. Por otra parte, los problemas familiares, sociales o escolares pueden llevarlos a refugiarse en el videojuego para escapar de la realidad.
Las repercusiones son de diversa índole, pero las más comunes suelen ser las siguientes:
- Nulo interés por cualquier otra actividad.
- Pérdida del control sobre el tiempo que dedica, descuidando el sueño, la higiene personal y el estudio.
- Desconexión de la realidad y aislamiento. Nunca desvía la mirada de la pantalla, no se distrae ni atiende las llamadas.
- Distanciamiento de la familia, los amigos y las actividades que antes eran habituales.
- Percibes una gran tensión física, por ejemplo, la mandíbula apretada.
- Hay manifestaciones de tristeza y síntomas de ansiedad si pierde en el juego, tales como gritos y llanto.
Las principales características de las adicciones, la abstinencia y la tolerancia, se hacen visibles poco a poco. En el primer caso, impedirle jugar a veces tiene como consecuencia la aparición de irritabilidad, impaciencia por volver a jugar o incluso, comportamientos violentos. Con respecto a la tolerancia, el juego demanda una cantidad creciente de tiempo para obtener el nivel de placer acostumbrado, con lo que finalmente se acaba desatendiendo relaciones y responsabilidades.
Consejos y recomendaciones para los padres
Es mucho lo que puedes hacer en el entorno familiar para evitar que el niño o el adolescente se conviertan en adictos a los videojuegos. Estas son algunas recomendaciones que suelen dar buenos resultados para prevenir el problema.
Explica las repercusiones
Mantener un diálogo sobre los videojuegos te permitirá estar al tanto de lo que sucede. Conversa con tu hijo acerca de su afición, cuáles le gustan más y por qué. Participa de vez en cuando y aprovecha esta confianza para explicarle los riesgos y hacerle ver que el tiempo que les dedica lo resta a otras actividades que podrían ser aún más gratificantes. También puede ser útil reflexionar sobre las características de la adicción:
- ¿Tiene el control? ¿O controla el tiempo el videojuego?
- ¿Se vuelve agresiv@ si no sale como quiere?
- ¿Prioriza sobre otras actividades también gratificantes?
- ¿Tiene problemas de sueño? ¿Ha cambiado su forma de alimentarse?
- ¿Piensa a menudo durante el día en la actividad adictiva?
- ¿Qué pasa si no puede jugar durante varios días?
Limita el tiempo de juego y ofrécele alternativas
Es imprescindible que haya actividades alternativas a las que dedicar el tiempo de ocio. Estimula al niño para que se interese en otros entretenimientos, digitales o no, como pueden ser los deportes o una afición. Busca actividades en los que desarrolle relaciones saludables.
Selecciona juegos
Los videojuegos que contienen elementos como el azar o las apuestas son las de mayor riesgo. Es preferible que el niño no los use. Asimismo, hay videoconsolas y plataformas que te permiten poner en práctica el control parental. Otra precaución es impedir que el niño se dedique a un solo título: es mejor que se distraiga con varios.
Evita que juegue en soledad
Intenta que las tecnologías que dan acceso a las plataformas de videojuegos estén en lugares comunes. No solo mejora el control, sino que, además, de esta manera, evitamos el aislamiento y la desconexión familiar.
La adicción a los videojuegos es un riesgo real, con consecuencias nocivas que puedes prevenir. Las instituciones dedicadas a la salud lo han advertido y, en ese sentido, es preciso controlar y estar al tanto de lo que sucede en casa.
Y, ante todo, si tienes dudas sobre si estáis viviendo esta situación, consulta con tu profesional de la salud de referencia.