Responsable de numerosos accidentes y de otros problemas de salud, el insomnio es una patología que influye de manera directa en la calidad de vida y una de las quejas más frecuentes entre la población. Raro es quien alguna vez no ha pasado una noche sin dormir por preocupaciones u otros motivos. Sin embargo, como problema de salud y, en mayor o menor medida, puede llegar a afectar hasta al 30% de la población. De ahí la importancia de conocer tanto las causas del insomnio como su tratamiento y remedios.
El principal síntoma del insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o para seguir durmiendo. Así, es posible que una persona pase mucho tiempo acostada antes de poder dormirse o que duerma sólo a ratos, que sienta como si no hubiera dormido nada o que se despierte temprano. Además, provoca dificultad para concentrarse, cansancio, angustia, depresión o irritabilidad.
El insomnio puede deberse a distintas enfermedades, ya sean de carácter estrictamente físico o psiquiátrico, así como también a distintos medicamentos o fármacos.
Existe un amplio abanico de enfermedades que pueden actuar como causas del insomnio, desde aquellas de carácter metabólico y hormonal, hasta neurológicas, reumatológicas o cardiovasculares.
También debemos tener en cuenta todas aquellas patologías que pueden interrumpir el sueño a causa del dolor - como la fibromialgia o las cefaleas -, a causa de la urgente necesidad de micción - como la hiperplasia benigna de próstata - o las que acarrean dolencias digestivas - como el reflujo gastroesofágico (en cuyo caso se recomienda una cena ligera y temprana).
Además, tampoco podemos olvidar otros estados, pues el insomnio forma parte de los principales síntomas de la menopausia o del embarazo.
Por otro lado, las principales enfermedades psiquiátricas que provocan insomnio son la depresión, el trastorno de estrés postraumático, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Son muchos los fármacos recetados que pueden afectar al sueño; desde determinados antidepresivos y estimulantes hasta corticoides o medicamentos para la presión arterial o el asma.
Pero también debemos incluir algunos de venta libre con estimulantes que pueden producir insomnio, como analgésicos y antiinflamatorios, productos para adelgazar, diuréticos o preparados para procesos catarrales, para alergias o broncodilatadores.
Antes de retirar cualquiera de estos fármacos, es importante consultar con un médico. Es probable que el insomnio pueda resolverse con un ajuste de la dosis o un cambio en la posología que contrarreste el efecto adverso. Por el contrario, la suspensión del medicamento sin respaldo profesional puede conllevar consecuencias para tu salud.
En otro orden de factores, el insomnio también puede estar condicionado por el creciente estrés y la situación social y económica del entorno, sobre todo si se perpetúa en el tiempo. Esto da paso al denominado insomnio psicológico.
Cada vez asumimos más responsabilidades en nuestro día a día, lo que también implica que debemos lidiar con más preocupaciones ligadas al ámbito laboral, familiar, económico o social. Tanto los acontecimientos estresantes de la vida como los episodios más traumáticos (como la enfermedad o la muerte de un ser querido, un despido en el trabajo, un divorcio) pueden causar insomnio por ansiedad puntual o crónico. Puedes ahondar en otras de sus consecuencias en nuestra entrada sobre síntomas de ansiedad.
Existen otros factores externos que pueden influir en el sueño de forma negativa e impedir mantener un hábito de sueño saludable. Entre los malos hábitos podemos contar:
Todas las sustancias potencialmente adictivas pueden ser causa del insomnio, ya sea durante el consumo de las mismas o por el síndrome de abstinencia. Las más consumidas son:
El insomnio agudo o de corta duración suele formar parte de nuestra respuesta ante una situación de estrés, por lo que la causa suele detectarse fácilmente.
La terapia fomenta los buenos hábitos de sueño, alivia la ansiedad y enseña qué hacer si no podemos quedarnos dormidos en un tiempo razonable, cómo evitar los pensamientos angustiosos o no planificar la siguiente jornada de trabajo. Este tratamiento funciona tan bien como las medicinas y su combinación puede hacer que disminuya la necesidad de fármacos en cantidad o en tiempo.
Existen productos de venta libre que prometen reducir e incluso erradicar los síntomas del insomnio. Entre ellos, está la melatonina (suplemento que potencia la acción de la hormona del cerebro que regula el ciclo sueño-vigilia) y el L-triptófano (aminoácido que ayuda a mejorar el sueño). Al no estar regulados, estos productos, la dosis y la pureza puede variar, desconociéndose su eficacia real y si son tan inofensivos como se aduce.
Una siesta de menos de una hora puede aliviar los efectos de no dormir bien. Si es más larga, esa mayor necesidad de descanso puede deberse a que la persona sufre apneas que le impiden disfrutar de un sueño reparador.
En cuanto al perfil del insomne, cabe señalar que afecta en una mayor proporción a mujeres, personas de edad avanzada, personas de un nivel socioeconómico alto y a quienes padecen una enfermedad psiquiátrica.
Además del relato del paciente y el trabajo de neumólogos, psicólogos, psiquiatras y expertos en sueño, se hacen exámenes médicos para descartar otras enfermedades:
Por poner sólo una cifra, más de 100.000 accidentes automovilísticos al año son causados por alteraciones del sueño. Otra consecuencia más: estudios realizados en mujeres mayores de 70 años indican que el insomnio aumenta el riesgo de sufrir caídas. Por ello, cuando esta patología afecta a la vida cotidiana, hay que acudir al médico. En este sentido, se trata de un trastorno cada vez más frecuente en las consultas.
No sólo los médicos han descubierto la relevancia de este tipo de enfermedades en la salud global del paciente, también la población en general está cada vez más sensibilizada. Así, los hospitales que cuentan con unidades de sueño tienen consultas monográficas de insomnio para intentar solucionar este problema desde una perspectiva multidisciplinar (psicólogos, psiquiatras, neumólogos, etc.).
Si quieres saber más sobre salud emocional, consulta nuestra guía para conocer qué es el bienestar emocional y cómo conseguirlo.