Pediatra en los centros IMQ Zurriola e IMQ Teknia Irún
No existe una edad determinada para la primera palabra, pero transcurrido cierto tiempo las madres y padres empezamos a preocuparnos. Lo mismo nos pasa si nuestro bebé tarda más de lo normal en gatear, andar, leer y un sinfín de cosas más.
Queremos que nuestras hijas e hijos vayan desarrollándose al ritmo establecido y es que el desarrollo suele ser más o menos similar en todos los casos y a cada edad corresponde aprender una nueva habilidad y comenzar a dominarla. Que lo hagan más tarde nos genera ansiedad y comenzamos a preocuparnos. Un buen ejemplo es el habla, la capacidad que, posiblemente, más temor nos provoca ya que no saber comunicarse de este modo puede terminar por aislarle del conjunto de la sociedad.
¿Cuándo empiezan a hablar los niños y niñas?
La edad en la que empiezan a hablar varía mucho en cada cultura y depende igualmente del sexo del bebé y de los estímulos que reciba. Como regla general, entre los tres y cuatro meses comienzan los balbuceos y gorgoritos y alrededor de los seis meses reconocen e imitan sonidos básicos de su lengua materna: pa, va, mi.
Entre uno y dos años comprenden e intentan palabras simples y órdenes sencillas, como: ven, toma, bebe, come. Aprenden igualmente a cómo dirigirse a sus afectos: papá, mamá, teta, agua… o sus equivalentes en cada cultura.
Es durante los tres primeros años de vida, principalmente, cuando se desarrolla y madura el lenguaje y el habla. Pero no es necesario preocuparse si no lo hace, sino prestar atención para descubrir si se acompaña de otros síntomas como inmadurez motora o defectos en la audición.
El habla es producir correctamente los sonidos, siendo la patología más común, el tartamudeo. Es frecuente entre los dos a tres años, pasa solo y es por inseguridad en el aprendizaje. Debe preocupar si se mantiene en el tiempo, por ejemplo, a los cuatro años.
Otra particularidad del inicio en el habla es que niños y niñas señalen al hablar, lo mismo que los cuidadores, para confirmar que lo que dicen es correcto. Y que entre los 18 meses y los tres años el niño/a use el “no” como forma de oponerse a todo para afianzar su identidad y construir su personalidad.
El lenguaje debe ser receptivo y expresivo a la vez. Ser receptivo implica entender lo que otros dicen, y ser expresivo compartir ideas. Si existiera algún tipo de patología, este proceso puede retrasarse hasta los tres o cuatro años. Ambos lenguajes suelen fallar en las enfermedades del espectro autista y en los retrasos generalizados del desarrollo madurativo.
Cómo estimular el habla
En general se observa mayor velocidad en la adquisición del habla en el sexo femenino, pero lo primordial es siempre el estímulo. Para estimularles pueden ser de utilidad:
- Hablar señalando los objetos o las partes del cuerpo, con claridad y una sonrisa que será la recompensa afectiva que más valoren.
- Los libros con imágenes y/o musicales pueden ser estimulantes.
- En esta etapa COVID con uso frecuente de mascarillas se ha observado en muchos niños y niñas el retraso en el inicio del habla. Es por tanto conveniente hablarles sin mascarilla al menos en el entorno familiar y siempre que las circunstancias lo permitan.
- No utilizar un lenguaje infantilizado. El lenguaje del amor no necesita estar infantilizado, la ternura se demuestra acariciando y sonriendo, no hablando mal.
- Cada idioma necesita el desarrollo de una vía neurológica particular, por tanto, cuantos más idiomas empleemos con nuestros bebés, más tardarán en comenzar a hablar, pero, ojo, no a comprender.
- Las correcciones de las palabras y expresiones deben ser sutiles y los estímulos positivos ya que las burlas o castigos solo inhibirán el proceso de aprendizaje del habla. Para corregir lo mejor es el ejemplo: hablar claro y correctamente. Si el error persiste descartar patologías con el logopeda. Los sonidos que pueden presentar mayor dificultad: G, T, S, R, L y CH.
A los cinco años se considera que debe haber un habla y lenguaje completos, sino es así es importante descartar patologías neurológicas y otorrinolaringológicas. Las patologías severas son las enfermedades del espectro autista, sorderas, y trastornos genéticos hereditarios:
- Patología del cromosoma 7
- Gen FOXP2
- Dislexia y autismo
Dentro de las dislexias se distinguen tres tipos: fonológica, superficial y profunda.
Cuándo preocuparse
Es importante reconocer los síntomas que indiquen que es necesario acudir a un especialista:
- El niño/a sólo imita el habla o los actos ajenos, pero no genera palabras o frases de forma espontánea.
- Sólo emite determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas.
- Es incapaz de seguir instrucciones simples al no reconocer las palabras.
- Presenta una pronunciación extraña: sonidos roncos o nasales son el ejemplo más claro.
- Incluso las personas que conviven con él (madre, padre y educadores infantiles) tienen problemas a la hora de entenderlos.
Recuerda que lo más importante para que médicos, terapeutas y profesores de educación especial puedan ayudar a los niños pequeños a hablares sin lugar a dudas, la intervención temprana.