Especialista en Reumatología de IMQ
Aunque a menudo se confunden, artrosis y artritis son dos patologías reumáticas distintas que pueden darse por separado o coexistir en el mismo paciente. Una de cada cuatro personas sufre en Euskadi alguna enfermedad reumática – un conjunto de más de 200 patologías relacionadas con el aparato locomotor –, por lo que se estima que hay más de 500.000 afectados. Para que puedas distinguir una de otra, te contamos cuál es la diferencia entre artrosis y artritis en sus distintos aspectos: desde las causas hasta los síntomas, el diagnóstico o el tratamiento.
Qué es la artrosis
La artrosis es una enfermedad degenerativa caracterizada por el deterioro progresivo del cartílago que recubre las superficies articulares. Los pacientes sufren dolor, rigidez y limitación del movimiento articular. En función de la zona o articulación afectada se describe como:
- Artrosis en las manos, más frecuente en mujeres, con antecedentes familiares
- Artrosis cervical, cuando afecta a las vértebras en el cuello
- Artrosis lumbar, cuando se localiza en la columna en la región entre las costillas y la pelvis
- Artrosis de cadera, en la articulación entre la pelvis y el fémur
- Artrosis de rodilla, sobre todo en personas de edad avanzada y en las que han sufrido previamente una lesión en la rodilla o que padecen sobrecarga mecánica o sobrepeso.
Qué es la artritis
El término artritis hace referencia a la inflamación de la membrana sinovial que se encuentra en el interior de las articulaciones. Como consecuencia, se producen “derrames” por el aumento de líquido sinovial y si la artritis persiste, puede dañar el cartílago, el hueso, los ligamentos y los tendones que rodean la articulación inflamada.
A menudo, afecta con mayor intensidad a las articulaciones periféricas (manos, pies, hombros, rodillas, caderas, tobillos…) variando la localización en función del tipo de artritis y puede conllevar importantes secuelas si no se diagnostica y se trata a tiempo.
No obstante, existen más de 100 tipos de artritis o enfermedades relacionadas, entre ellas destacamos:
- Artritis reumatoide: artritis crónica bilateral y simétrica que afecta a múltiples articulaciones (sobre todo manos, pies, rodillas y columna cervical). Además, puede dañar otros órganos como el pulmón o el corazón.
- Espondiloartritis: se inflaman las articulaciones de la columna vertebral y son característicos: el dolor lumbar nocturno, la inflamación difusa de un dedo- “dedo en salchicha”-, el dolor en las inserciones tendinosas, la uveítis –enrojecimiento y dolor en un ojo- la psoriasis o la inflamación intestinal.
- Lupus: enfermedad inflamatoria autoinmune que afecta no sólo a articulaciones, sino también a la piel, los riñones, el pulmón, el corazón o la sangre. Se caracteriza por que el sistema inmunológico produce anticuerpos que atacan a los órganos y tejidos propios.
- Gota: artritis inducida por la formación de cristales de urato en los tejidos y en las articulaciones. Suele comenzar inicialmente por un pie (muy característico en el dedo gordo) o una rodilla, pero más tarde también afecta a los codos o las manos. Puede acompañarse de nódulos subcutáneos -tofos-, cálculos e insuficiencia renal.
- Artritis séptica: denominamos así a la infección de una o varias articulaciones.
¿En qué se diferencian artrosis y artritis?
Para entender las verdaderas diferencias entre la artrosis y la artritis, no basta con conocer sus respectivas definiciones. Por ello, ahondaremos en distintos aspectos en los que dichas diferencias se hacen especialmente patentes.
Diferencias en la localización y los síntomas de la artritis y la artrosis
- Articulaciones afectadas. Aunque ambas entidades pueden afectar a cualquier articulación del cuerpo, la localización de la artritis dependerá del tipo; la artrosis, por su parte, se localiza sobre todo en manos, rodillas, caderas, columna y pies.
- Dolor. Mientras que en la artritis el dolor es “inflamatorio”, constante (tanto diurno como nocturno), en la artrosis el dolor es “mecánico” (más intenso al mover la articulación, mejorando en reposo), aunque puede hacerse más persistente con el tiempo y el deterioro de la articulación afecta.
- Manifestaciones en las articulaciones. En la artritis las articulaciones están hinchadas y pueden estar rojas y calientes, llegando incluso a deformarse, con pérdida de la funcionalidad y de la calidad de vida del paciente si la enfermedad no se trata adecuadamente. En la artrosis, las articulaciones tienen cierta rigidez que mejora con el movimiento, pueden emitir chasquidos o crujidos al moverlas, y en fases avanzadas se deforman y pierden movilidad (pudiendo llegar a causar cojera en artrosis de rodilla o cadera).
- Síntomas adicionales. Algunos tipos de artritis se acompañan de pérdida de peso, cansancio o fiebre y/o de manifestaciones sistémicas como lesiones cutáneas, dificultad para respirar, dolor torácico, alteraciones oftalmológicas, intestinales, neurológicas, cardiacas o renales, que pueden ser la primera manifestación de la enfermedad y revestir gravedad. Sin embargo, la artrosis sólo afecta a las articulaciones.
Diferencias respecto a sus causas
La artritis puede deberse a causas muy diferentes. Por ejemplo:
- Las artritis inflamatorias tienen un componente genético (herencia) que probablemente “se activa’ mediante la interacción con factores ambientales (bacterias, virus, tóxicos, estrés, radiaciones…), si bien la causa final es desconocida. De alguna manera el sistema inmune -que es el que nos defiende- “se equivoca” y provoca la inflamación en el organismo.
- En las artritis microcristalinas (gota y condrocalcinosis) la inflamación se produce por la presencia de cristales microscópicos en el interior de las articulaciones.
- Las artritis sépticas (infección articular) constituyen una urgencia médica puesto que producen destrucción de la articulación y si la infección se disemina pueden poner en peligro la vida del paciente.
El origen de la artrosis es multifactorial, aunque suele estar asociada al envejecimiento, y es más común a partir de los 40 años. Otros factores de riesgo son la obesidad, las profesiones que implican una sobrecarga articular, la realización de ejercicio físico inadecuado o excesivo o el haber sufrido lesiones previamente. En la artrosis de manos la genética es importante.
Diferencias en el diagnóstico de la artrosis y la artritis
La artrosis se diagnostica por los síntomas y la exploración física por parte del médico. Las radiografías no siempre son necesarias, pero pueden ayudar a establecer el grado de deterioro articular y a descartar otras enfermedades.
En las artritis, por la complejidad y variedad de síntomas, es muy importante acudir cuanto antes al reumatólogo para un diagnóstico precoz, que en la mayor parte de los casos se logra en una primera visita tras una exploración minuciosa. Exploraciones complementarias como la detección de marcadores específicos de determinadas enfermedades en sangre, el análisis del líquido sinovial y la valoración radiológica y ecográfica también son competencia del reumatólogo.
Diferencias en el tratamiento de ambas patologías
El objetivo del tratamiento de la artrosis es aliviar el dolor, mejorar la movilidad y frenar en la medida de lo posible la progresión de la enfermedad. Los protectores del cartílago, los analgésicos y antiinflamatorios y los fármacos intraarticulares son útiles en el control de los síntomas.
También se recomienda el calor seco local, el ejercicio moderado y adaptado, controlar el peso y evitar la sobrecarga articular. En algunas ocasiones, es necesaria una intervención quirúrgica para colocar una prótesis (por ejemplo, en artrosis de rodilla o cadera avanzadas con dolor no controlado).
Para la artritis hay tratamientos específicos en función de la enfermedad de base.
- Para las artritis inflamatorias disponemos de fármacos modificadores de la enfermedad y de tratamientos biológicos capaces de bloquear específicamente las moléculas implicadas o las vías de señalización y activación de las células que participan en los fenómenos inflamatorios. Estos fármacos han cambiado radicalmente el pronóstico de estas enfermedades y han mejorado la calidad de vida de nuestros pacientes.
- En la gota, con un manejo adecuado de los episodios inflamatorios iniciales, junto con tratamientos reductores de los niveles de ácido úrico en sangre y con la ayuda de medidas dietéticas, se logra curar la enfermedad.
- Las artritis infecciosas también se curan instaurando el tratamiento antibiótico indicado para el microorganismo causal.
Esperamos que esta información te haya ayudado a entender la diferencia entre artritis y artrosis. Recuerda que, si presentas alguno de estos síntomas o dolencias, debes consultarlo con tu reumatólogo. En IMQ contamos con los mejores especialistas para tu diagnóstico.