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Sonambulismo: causas y tratamiento

Sonambulismo: causas y tratamiento
Dr. Rafael Téllez Moreno
Médico especialista en neurofisiología clínica; Psicólogo especialista en psicología clínica; Responsable Unidad del Sueño CVB-IMQ

El sonambulismo se define por la presencia de episodios nocturnos, durante los cuales, quien lo padece, desarrolla actividades motoras automáticas, que pueden ser sencillas o complejas mientras permanece inconsciente y sin posibilidad de comunicación con las personas testigos del evento.

Una persona sonámbula puede salir de la cama, caminar, orinar o incluso salir de su casa. Los sonámbulos suelen tener los ojos abiertos, pero no ven igual que cuando están despiertos, y suelen creer que están en otras habitaciones de la casa o en sitios completamente diferentes. Tienden a volver a la cama por iniciativa propia y, a la mañana siguiente, no recuerdan haberse levantado por la noche.

El sonambulismo se produce durante la fase N3 del sueño (anteriormente denominada fase 3 y 4), es decir, la etapa denominada sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL), que se produce habitualmente, de forma más frecuente, durante las primeras horas del sueño, esto es, durante la primera mitad de la noche.

Incidencia del sonambulismo

El sonambulismo es uno de los trastornos del sueño más frecuente, con una incidencia de hasta el 15% en niños y niñas de edades entre los 3 y los 15 años. Se produce más frecuentemente en la infancia y adolescencia más que en adultos mayores, ya que, durante el envejecimiento se va produciendo una disminución de la cantidad de la fase N3 del sueño. En la edad adulta, la presencia de estos episodios se suele relacionar más frecuentemente con la existencia de otras enfermedades asociadas.

Causas del sonambulismo

No se conocen las causas de este trastorno del sueño de manera precisa, pero sí parece existir una predisposición hereditaria, de tal manera que, en individuos con familiares que lo hayan padecido, se incrementa la probabilidad de desarrollarlo.

Algunas situaciones como la fatiga, la falta de sueño, el estrés o la ansiedad pueden producir episodios de sonambulismo. Asimismo, la fiebre o la alteración del ritmo del sueño (viajes, cambios de horario, etc), pueden incrementar estos episodios.

En los adultos, el uso del alcohol, fármacos sedantes, hipnóticos u otros tipos, pueden propiciar estos episodios. Asimismo, algunas enfermedades mentales o neurológicas (epilepsia), pueden también generar estos cuadros.

Algunas enfermedades previas pueden generar estos cuadros: síndrome de apnea del sueño, reflujo gastroesofágico, síndrome de piernas inquietas, etc.

En adultos mayores, el sonambulismo podría ser un síntoma de deterioro neurocognitivo.

Síntomas y conductas del sonambulismo

En general, el sonambulismo se produce temprano por la noche, a menudo, entre una y dos horas después de quedarte dormido. Es poco probable que se produzca durante una siesta. Un episodio de sonambulismo puede producirse con frecuencia variable, y suele durar varios minutos aunque, en ocasiones, puede durar más tiempo.

Una persona que padece sonambulismo puede realizar todo tipo de conductas mientras sigue dormido, tales como:

  • Salir de la cama y caminar.
  • Sentarse en la cama y abrir los ojos.
  • Tener la mirada perdida.
  • No comunicarse con otras personas.
  • Tener dificultad para despertarse durante un episodio.
  • Estar desorientada o confundida por un breve período de tiempo tras ser despertada.
  • No recordar el episodio por la mañana.
  • Tener terrores nocturnos.

A veces, una persona que padece sonambulismo podría realizar actividades rutinarias más complejas como: vestirse, hablar o comer, salir de casa, conducir un coche, orinar en cualquier sitio, tener relaciones sexuales sin recordarlas, o incluso realizar actividades peligrosas como actuar de forma violenta, o lesionarse por una caída o saltar por una ventana.

Cuándo consultar al médico

En la mayoría de los casos, los episodios esporádicos de sonambulismo no suelen ser una causa de preocupación y, generalmente, se resuelven solos. Sin embargo, en algunas ocasiones, es necesario acudir a un profesional, por ejemplo:

  • Cuando se producen de forma muy frecuente.
  • Cuando provocan comportamientos peligrosos o lesiones en el paciente o en otros.
  • Cuando alteran de forma significativa el sueño de las personas que viven en el hogar o de la persona que lo padece
  • Cuando provocan síntomas diurnos con somnolencia excesiva.

Por otro lado, hay dos situaciones donde también se recomienda consultar el problema con un profesional: cuando el inicio se produce en la edad adulta, o cuando, tras un comienzo en la niñez, persiste a lo largo de la adolescencia.

Complicaciones

En la mayoría de los casos, el sonambulismo no es necesariamente un motivo de preocupación. Sin embargo, en algunos casos, la persona que lo padece podría correr peligro. Por ejemplo: si existe riesgo de lesionarse al caminar cerca de muebles o escaleras, si caminan al aire libre, si conducen un coche o si comen algo inapropiado.

Además podrían padecer interrupciones prolongadas del sueño lo que podría generar un estado de excesiva somnolencia diurna, afectando su trabajo o estudios, así como sentir vergüenza provocando dificultades en sus relaciones sociales, o alteración del sueño de otras personas o, incluso, lastimar a alguien que se encuentra cerca de ellos.

Tratamiento del sonambulismo

En general, no suele ser necesario un tratamiento para el sonambulismo ocasional. De hecho, en la mayoría de los casos de niños que son sonámbulos, generalmente, el trastorno desaparece en la adolescencia.

Sin embargo, si el sonambulismo deriva en posibles lesiones, resulta perturbador para los miembros de la familia u ocasiona vergüenza o interrupción del sueño para la persona que padece el trastorno, podría requerirse tratamiento. En general, el tratamiento se centra en promover la seguridad y eliminar las causas o los desencadenantes.

El tratamiento puede comprender:

  • Tratamiento de la patología de fondo, en caso de que el sonambulismo esté relacionado con la privación del sueño o con un trastorno del sueño o una enfermedad preexistentes.
  • Ajuste de los medicamentos, en caso de sospecharse que el sonambulismo es consecuencia del consumo de un medicamento.
  • Despertar anticipado: despertar al sonámbulo unos 15 minutos antes de la hora en que suele caminar dormido y, luego, mantenerlo despierto durante unos minutos antes de que se vuelva a dormir.
  • Medicamentos, como las benzodiacepinas o ciertos antidepresivos, podrían disminuir la incidencia del problema.
  • Técnicas de autohipnosis: cuando la lleva a cabo un profesional capacitado familiarizado con las parasomnias, las personas que son receptivas a las sugerencias durante la hipnosis pueden beneficiarse al alcanzar un estado de relajación profundo mediante el cual se promueve un cambio en las actividades no deseadas durante el sueño
  • Terapia o asesoramiento psicológico: un profesional de salud mental puede ayudar con sugerencias para mejorar el sueño, técnicas para la reducción del estrés, etc.

Medidas para disminuir los episodios de sonambulismo

Algunas medidas pueden disminuir la posibilidad de tener episodios de sonambulismo. Algunas de éstas serían:

  • Tomar medidas de seguridad en tu entorno. Si el sonambulismo ha provocado lesiones o puede hacerlo, hay que tener en cuenta ciertas precauciones: Cierre de todas las ventanas y puertas exteriores antes de dormir, trabar las puertas interiores o colocar alarmas o campanillas en ellas, bloqueo de las entradas o las escaleras con una reja o puerta de seguridad, eliminación de los cables eléctricos u otros elementos que puedan provocar tropiezos, etc. Si es posible, dormir en una habitación en la planta baja, sin literas, colocación de objetos peligrosos, puntiagudos o armas fuera del alcance del paciente. Coloca los objetos filosos o frágiles fuera del alcance y guarda las armas bajo llave.
  • Acompañar con cuidado al sonámbulo hasta la cama. No es necesario despertarlo. A pesar de que no es peligroso despertar a un sonámbulo, como aparece en cierta tradición literaria, podría ser perturbador si la persona se confunde y se desorienta, y es posible que se agite.
  • Medidas para fomentar un sueño de calidad. La fatiga podría contribuir al sonambulismo. Si hay falta de sueño, se podría ir a dormir más temprano, establecer un horario más regular para dormir o realizar una siesta corta. Esto resulta particularmente útil para los niños pequeños. En lo posible, evitar los ruidos a la hora de dormir u otros estímulos que podrían alterar el sueño.
  • Fijar una rutina regular y relajante para antes de irte a dormir. Realizar actividades tranquilas y calmantes antes de ir a dormir, tales como leer libros, resolver rompecabezas o tomar un baño tibio. Los ejercicios de meditación o relajación también pueden ayudar. Intentar que la habitación sea un lugar cómodo y tranquilo para dormir.
  • Controlar el estrés. Identificar los problemas que provocan estrés e intentar pensar en maneras de lidiar con él. Hablar de lo que te molesta. Si el paciente es un niño y parece ansioso o estresado, intentar hablar con él acerca de sus inquietudes. Un profesional de salud mental puede ser de ayuda.
  • Buscar un patrón de conducta. Durante varias noches, tomar nota (o pedir a otra persona de la casa que lo haga) del tiempo que transcurre desde que se mete en la cama a dormir hasta que se produce un episodio de sonambulismo. Si el tiempo es constante, esta información es útil para planear despertarte antes de un episodio.
  • Evitar el alcohol. Beber alcohol puede perturbar el buen sueño a la noche y puede desencadenar el sonambulismo.

El sonambulismo o noctambulismo, según la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM), se trata de un trastorno del sueño, clasificado dentro del grupo de las parasomnias.

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