Médico de familia del Servicio de Atención Urgente Ambulatoria en el Centro Médico IMQ Colón de Bilbao.
A la hora de perder peso, es muy importante seguir cuidando la salud y evitar soluciones perjudiciales. Ciertas prácticas que se recomiendan en los medios y las redes sociales pueden ser peligrosas. Por consiguiente, es necesario que cuentes con información útil y veraz, como la que te proporcionamos en este artículo.
La obesidad es un problema sanitario en muchos lugares del mundo y en Euskadi afecta al 30 % de los niños y niñas entre 2 y 17 años. Controlarlo solo se consigue con perseverancia, porque no hay caminos fáciles y rápidos.
Lo más eficaz para alcanzar el peso ideal es modificar los hábitos que nos llevan a engordar. Por lo tanto, el primer objetivo de una dieta es aprender a comer de forma saludable. Mientras tanto, es conveniente evitar estos errores, pues pueden hacer que sufras un efecto rebote y, en consecuencia, padezcas diferentes tipos de obesidad al recuperar el peso perdido.
1. No adaptar la dieta
Los horarios de trabajo, la actividad social y los gustos particulares pueden atentar contra el éxito de una dieta.
El inicio de una dieta no puede conducir a abandonar tu vida social, y las comidas de trabajo. Se trata de aprender buenos hábitos para saber qué hacer a la hora de enfrentarse a dichas situaciones, por ejemplo, si se trata de una comida saber qué tengo que pedir de la carta.
Del mismo modo, si te disgusta determinado alimento que forma parte de un régimen para adelgazar, dejarás de comerlo a los pocos días. La capacidad para adherirse a un plan preestablecido varía de una persona a otra. Un nutricionista está capacitado para ajustar la alimentación a los hábitos de cada uno. De este modo, el cambio no será demasiado brusco y se adaptará a tus gustos y necesidades.
2. Las falsas creencias
Los compuestos que hacen perder peso no existen, pese a que hay toda una industria que se basa en productos que supuestamente los contienen. Los más populares “quemadores de grasa” son la carnitina, el té verde o la cafeína. En muchos casos, puede que te sientas tentado a comer de más y acompañar esta ingesta con un alimento o bebida “para adelgazar” o para “elevar el colesterol bueno”. Estas ideas falsas solo ocasionan mayores desequilibrios y fomentan hábitos perjudiciales.
Lo mismo sucede con los batidos detox a los que se les suponen propiedades depurativas, pero una persona sana tiene la capacidad de eliminar las sustancias nocivas que no necesita. Se trata de licuados de frutas y verduras que carecen de proteínas y son bajos en calorías, que conduce a pérdidas de peso ficticias, a costa de perder masa muscular, ralentizar el metabolismo, y después aparece el hambre, el cansancio…
También están los alimentos preparados en forma de batidos o barritas que sustituyen a una comida que, aunque nos pueden proporcionar los nutrientes que necesitamos de forma puntual, se olvidan de lo más importante que es aprender a comer.
Por otra parte, es frecuente encontrarse con personas que tienen la falsa creencia de que padecen retención de líquidos y utilizan infusiones y productos a base de plantas con propiedades diuréticas con las que se produce una pérdida de peso eliminando agua y electrolitos, y estas pérdidas no son solo perjudiciales, sino que no consiguen en ningún momento el objetivo de una dieta, que es perder peso a costa de eliminar el exceso de grasa.
3. Excluir los carbohidratos
La llamada dieta cetogénica se fundamenta en la restricción de los carbohidratos. Se limita, casi suprime, los hidratos de carbono, desde azucares simples, muchas frutas y vegetales, así como hidratos de carbono complejos, como pan, arroz o pasta, que proporcionan energía. A cambio, enfatiza el consumo de proteínas. El objetivo es privar al cuerpo de azúcar para que consiga la energía quemando grasas.
El problema es que se generan cuerpos cetónicos a partir de los lípidos, que sustituyen a la glucosa como fuente de combustible para el cerebro. Estas dietas son muy peligrosas y requieren de un estricto seguimiento y son totalmente desaconsejables para la población general.
4. Eliminar alimentos básicos
Restringir ciertos grupos de alimentos va en contra de la adopción de buenos hábitos alimentarios que te permitan mantener un peso correcto y estable. Además, se priva al organismo de micronutrientes esenciales, lo que puede llevar a déficit de vitaminas o minerales.
Estos déficits hacen que la persona esté cansada, tenga hambre, no baje de peso... Es una de las estrategias para adelgazar que están condenadas al fracaso, pues tarde o temprano habrá que retomar una alimentación más variada.
5. Controlar el ambiente
El profesor Boyd Swinburn, un experto en obesidad, creó el término “ambiente obesogénico” y lo definió como la suma de factores externos que favorecen la aparición de este problema. Entre ellos, destacan la exposición a la publicidad de alimentos ultra procesados, bebidas con azúcar o comidas rápidas, la necesidad de pasar mucho tiempo en actividades sedentarias y las dificultades para hacer ejercicio.
6. Los periodos de ayuno prolongado
Suprimir totalmente las comidas durante 6, 12 o 24 horas es una moda perjudicial, por dos motivos: disminuye la masa muscular, genera episodios de hipoglucemias, necesidad de tomar alimentos azucarados, mareos, cefaleas, llegar con hambre a las comidas, y ansiedad.
Si usamos la masa muscular como fuente de energía, hay una disminución del metabolismo basal y una disminución del gasto calórico. En resumen, el ayuno intermitente es una estrategia nutricional que requiere una selección de candidatos con un estricto control por los peligros que puede acarrear para la salud.
7. No tener en cuenta otros hábitos
Mantener el peso correcto no depende solo de lo que comes. Igualmente, es imprescindible que realices una actividad física regular y moderada. Esto es importante no solo por el aumento de gasto calórico, sino también porque mejora la masa muscular y aumenta el metabolismo basal.
Descansar es esencial para que el metabolismo funcione adecuadamente y se ha determinado que dormir menos de 6 horas al día incrementa las probabilidades de tener sobrepeso.
Otra costumbre que incide en el fracaso de las dietas es beber alcohol, que supone ingerir calorías vacías sin nutrientes y que se hace imprescindible reducir para bajar peso.
En conclusión
La tarea de perder peso de forma permanente requiere mucho más que una dieta mágica que prometa librarte de muchos kilos en poco tiempo. La salud depende en buena parte de nuestros hábitos alimentarios y de un estilo de vida saludable.